viernes. 19.04.2024

Es lo que se conoce como la fiesta de la Borricá, que se remonta varios siglos atrás cuando unos soldados comenzaron a recolectar dinero con el que ofrecer a sus compañeros, caídos en combate, misas por sus almas. 

Torrenueva mantiene desde el siglo XVI esta tradición, que ha sido confirmada por los historiadores, por el hallazgo de la constitución de una Hermandad o Cofradía de las Ánimas. Su fiesta se ha ido renovando, sin alterar su respeto y devoción a las almas del purgatorio.

En la actualidad, el que saca la bandera, “el abanderado”, lo hace por una promesa a las ánimas, a las que se encomienda ante cualquier acontecimiento vital extraordinario. Aunque dicha promesa no sea pública suele tener que ver con problemas de salud, operaciones, trabajo, cosecha agrícola, etcétera.  El compromiso consiste en portar la bandera a caballo, durante las 4 ó 5 horas, lo que supone para el abanderado y para cualquier jinete avezado un enorme esfuerzo físico y, por otra parte, un gran esfuerzo económico, pues ha de invitar a todos los que se acercan a la casa de la bandera, que suele ser la mayoría de habitantes de Torrenueva más las personas que de año en año se van sumando procedentes de toda la provincia a esta celebración. En los días anteriores se compagina el trabajo en la realización de todo tipo de productos tradicionales de confitería, rosquillos, mantecados, buñuelos, con la asistencia a los actos de la novena celebrada en honor a las Ánimas del Purgatorio; en estas actividades son acompañados por todos los amigos, familiares y vecinos.

Celebración de la Borricá

La jornada comienza las 8 de la mañana izando la bandera de algún balcón o ventana de la casa del abanderado, que se ha custodiado durante el año anterior. A las 11, cuando las campanas de la iglesia “tocan a misa de muerto” se procede a la bajada de bandera de la casa del abanderado que es acompañado por vecinos y familiares a una iglesia repleta de fieles, donde asisten a la misa de difuntos.  Tras esta, los asistentes que participan en la Borricá dan los últimos retoques a los aparejos y montura de las cabalgaduras. Su punto de encuentro y reunión es la casa de la bandera.

Desde allí el abanderado porta “la bandera” y un familiar el “bastón de mando”, arropados por más de un centenar de jinetes y por muchos torreveños, se dirigen al magnífico pórtico renacentista de la Iglesia parroquial, donde a las 14 horas el párroco reza un responso y, a continuación, se visitan todas las ermitas donde igualmente se pide por las ánimas, realizando dos salidas de la población, a la ermita de la Virgen de la Cabeza y al cementerio. Durante varias horas se recorren las calles del pueblo haciendo algún descanso en la “casa de la Bandera”, donde todos los vecinos y visitantes son invitados por el abanderado a “limoná”, bocadillos y todos los productos realizados en los últimos días.

Antes de la caída de la tarde, a la hora pactada con el párroco, se pasa “a ofrecer”, en la misma plaza. El abanderado se desprende de su bandera y del bastón, que con emoción besa por el cumplimiento de su promesa. El acto se realiza con un gran silencio y respeto por el numeroso público que se congrega en ese lugar. A continuación, uno por uno, todos los participantes a caballo y a pié depositan sus banderas de bolsillo y donativos; contribuyen así en la colecta, como hace siglos, para misas de difuntos, necesidades de la Iglesia, obras piadosas y colaboraciones con fines humanitarios. Se demora el ofrecimiento porque los jinetes ceden su caballos a amigos, familiares o conocidos para que “pasen a ofrecer”.

Finaliza con una invitación, más reservada a las autoridades municipales (Alcaldesa, Jueza de Paz, Comandante de puesto de la Guardia Civil y Párroco), familiares y amistades, en la casa del abanderado. Desde ése momento se está iniciando la Bandera del próximo año, que pueden ser dos banderas por coincidencia de promesas.

La elevada participación de jóvenes jinetes de ambos sexos, a pesar del frío y de otros actos de carnaval, y el elevado número de personas que se desplazan para conocer la singularidad de esta manifestación cultural, aseguran la continuidad de una fiesta tan representativa, característica y única, que está pidiendo un reconocimiento institucional que sobrepase el estrictamente local.

 

 

 

 

Torrenueva celebró su tradicional Borricá en honor a las Ánimas del Purgatorio