viernes. 29.03.2024

El servicio de Urología del Hospital General Universitario de Ciudad Real, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, ha incorporado una técnica denominada nefrolitotomía percutánea para eliminar los cálculos renales de la que ya se han beneficiado varios pacientes.

La litiasis o aparición de cálculos en el sistema excretor urinario es un problema muy frecuente relacionado con los hábitos alimenticios, la baja ingesta de líquidos y el sedentarismo. Uno de cada tres pacientes con litiasis urinaria tiene antecedentes familiares y más de la mitad los cálculos tienen un origen genético y se asocian a alteraciones del metabolismo del calcio, del fósforo o del ácido úrico.

La litiasis se inicia a partir de cristales de diferente composición que se forman en el riñón y no se eliminan por la vía urinaria, por lo que aumentan de tamaño al añadirse más cristales.

Los pacientes con litiasis sufren dolor en la zona lumbar que puede irradiar hacia el cuadrante inferior del abdomen y a veces a los genitales, cuadro denominado cólico nefrítico. Pueden aparecer molestias al miccionar y que la orina tome un color vino tinto o coñac por la presencia de sangre. La fiebre precedida de dolor lumbar puede ser un signo de complicación, ya que puede evolucionar a una infección grave (sepsis) y requerir la desobstrucción urgente de la vía urinaria.

Las litiasis se clasifican en función del tamaño, la localización, si se ven o no en la radiografía (las de ácido úrico no se ven) y la composición probable (análisis de litiasis expulsadas previamente, aspecto radiológico o datos analíticos del estudio metabólico). Todos estos factores, unidos a la sintomatología que presente el paciente, la aparición de complicaciones, la probabilidad de que el cálculo sea expulsado espontáneamente o de complicaciones futuras, hacen que el urólogo decida qué método es el más idóneo para cada caso.

Hasta finales de los 70, las litiasis que no se expulsaban y que producían síntomas se trataban con cirugía abierta, técnica que hoy sólo se aplica en casos complejos y con cálculos de gran tamaño. La litotricia extracorpórea permitió el tratamiento de la litiasis a través de la piel con control radiológico con ondas de choque.

Paralelamente, se desarrollaron diferentes instrumentos rígidos y flexibles para acceder a las litiasis a través de la vía urinaria (endoscópica) o a través de la piel en la región lumbar (percutánea) y eliminarlas con la aplicación del láser, ultrasonidos u ondas de choque. En caso de que los métodos mencionados no puedan eliminar el cálculo cabe recurrir a la cirugía laparoscópica o abierta.

El servicio de Urología del Hospital de Ciudad Real lleva tiempo tratando la litiasis ureteral mediante ureteroscopia. Un endoscopio de pequeño calibre, permite acceder al uréter y extraer la piedra o romperla con ultrasonidos o energía mecánica.

Hace unos años se adquirió un láser de Holmio que permitió consolidar estas técnicas de ureteroscopia rígida. La ureteroscopia flexible, o cirugía renal retrógrada, permite el tratamiento de cálculos de menos de dos centímetros en las cavidades renales.

Nueva técnica

La técnica incorporada ahora en el centro hospitalario ciudadrealeño es la nefrolitotomía percutánea, que consiste en desintegrar los cálculos o sus fragmentos desde la zona lumbar.

Se accede al riñón mediante una punción con aguja dirigida por ecografía o con control radiológico hacia el cáliz renal, preferiblemente el inferior y posterior. A continuación, se procede a la dilatación del trayecto hasta colocar un tubo denominado vaina de Amplatz, que permite introducir el nefroscopio.

Además de para ver las litiasis, el nefroscopio dispone de un canal de trabajo a través del cual se pueden aplicar distintas fuentes de energía (ultrasónica, balística, laser, etc.) para romper el cálculo.

Según Luis Calahorra, jefe del servicio de Urología del Hospital General Universitario de Ciudad Real, la nefrolitotomía percutánea “está especialmente indicada en litiasis renales alojadas en los cálices y la pelvis renal mayores de dos centímetros o en más pequeñas que no respondan a otros tratamientos”.

“La técnica completa el arsenal a nuestra disposición para el tratamiento quirúrgico de la litiasis urinaria y puede extenderse a cálculos del polo inferior del riñón con factores anatómicos desfavorables para la litotricia y, si se introduce un instrumento flexible, se pueden tratar también litiasis en la parte alta del uréter”, añade el especialista.

Ahora bien, además de indicar a la intervención, por poco invasiva que pueda parecer, hay que realizar un estudio metabólico de la litiasis mediante analíticas para hacer un diagnóstico causal y aplicar un tratamiento dietético y médico adecuado y seguir su evolución con pruebas de imagen.

Por ejemplo, los cálculos de ácido úrico se pueden tratar con dieta, medicamentos que aumentan el pH de la orina (alcalinizan) y otros reducen la eliminación de ácido úrico en orina no siendo necesario al tratamiento instrumental o quirúrgico, salvo que se produzcan complicaciones.

En este sentido, el doctor Calahorra subraya que la introducción de hábitos saludables en el estilo de vida de las personas intervenidas es fundamental “para evitar una reaparición de la litiasis que se puede producir en la mitad de los pacientes a los cinco años”.

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