sábado. 20.04.2024

Pedro Manuel Salado nació el 1 de enero de 1.968 en el seno de una familia cristiana de Chiclana de la Frontera (Cádiz), era el tercero de 6 hermanos. En esta familia numerosa aprende el valor de la fraternidad y de la sencillez. Con experiencias como la visita a Taizé, Dios le va marcando el camino, que desembocará en la Familia Eclesial “Hogar de Nazaret”. Esta comunidad católica pertenece a los nuevos movimientos eclesiales, y es fundada por María del Prado Almagro en 1.978, en Córdoba (España). Está integrada por dos ramas, una de mujeres célibes y otra de hombres célibes, clérigos y laicos.

La misión principal de este movimiento es la atención a los niños y jóvenes, creando hogares de acogida, a modo de una familia, donde se les ofrece una educación humana y cristiana, también busca la atención y formación de la familia, impulsando la creación de “Movimientos familiares de Nazaret”

Pedro Manuel Salado, llegó al Hogar de Nazaret como joven voluntario, en el verano de 1.987, atrayendo a los niños con su guitarra y con su humildad. En este mismo año comienza el noviciado en esta institución en Córdoba, emite sus primeros votos el 15 de agosto de 1.990, y permanece en esa ciudad dirigiendo uno de los cinco Hogares que por entonces había en la ciudad andaluza.

En 1.999 es destinado a Ecuador, al Hogar que la Asociación tiene en la ciudad de Quinindé. En el año 2002 asume la dirección de la escuela Santa María de Nazaret. Fueron años duros, pues a él le toca la labor de fortalecer y proyectar una escuela con sólo 8 años de existencia y con más de 500 alumnos, muchos de ellos procedentes de familias muy humildes de Quinindé. En este tiempo el hermano Pedro, con su abnegada labor, no sólo logró mantener la Escuela, sino que realizó la ampliación hasta Bachiller.  Huía de cargos, por lo que dejó la dirección, aunque no la enseñanza.

De él se ha dicho que “pasó por la vida sin hacer ruido”. Unida a esta sencillez destacan también su pobreza evangélica, espiritual y material, su alegría y su bondad.

En una de sus visitas a España, en el año 2003, se vino con el único calzado de unos zapatos para todo. Cuando le entregaron unas zapatillas para jugar al fútbol y se le preguntó si le quedaban bien, el respondió: “Si, tengo pie de pobre”.

Su heroica muerte

El 5 de febrero de 2012, domingo, la comunidad misionera se había ido con los niños y niñas que tienen acogidos a una playa cercana a la misión. Estando los niños jugando en el agua cerca de la orilla un remolino se llevó a 7 hacia dentro. El hermano Pedro, a pesar del respeto que solía tener al mar, no dudó en lanzarse al agua diciendo “tengo que salvar a mis niños” y los fue sacando uno por uno. Tras sacar a los dos últimos niños (Selena y Alberto), fallecía en la orilla exhausto.

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El Obispo de Ciudad Real oficia en Valdepeñas la misa en honor a Pedro Manuel Salado