sábado. 20.04.2024

El independentismo

El independentismo catalán es un conflicto, sin arreglo, mientras los actores principales no cambien el chip, o se vayan. Ser independentista no es malo. Podemos compartirlo o no, pero hay que respetarlo. Ha habido, hay y habrá catalanes convencidos de que siendo independientes pueden desarrollar mejor su sentimiento identitario. Es un sentimiento, y como tal es irracional. Tratar de acabar con él es perder el tiempo, y lo peor: es aumentar el sentimiento independentista.

El Partido Popular, como siempre ha hecho la derecha españolista, ha puesto todo su empeño en ningunearlos, otras veces, a atacarlos, o incluso últimamente a machacarlos. Se han equivocado. Los han encabritado más. No hay peor estrategia contra los nacionalismos que hacerlos víctimas de ataques externos. Se reafirman más. El historiador Isaiah Berlin defendía la teoría de que el nacionalismo identitario se alimenta cuando se siente humillado. Y lo que es peor: ha aumentado el sector independentista alarmantemente; se ha formado un independentismo coyuntural promovido por el enfado, por la rabia.

Como consecuencia de ello el sector coyuntural, -los aprovechaos del momento- ese nuevo independentismo, ha soliviantado al otro sector histórico, minoritario, pero más estructural, más identitario; los han utilizado; y todos juntos han cometido las fechorías más inexplicables que nadie se podía ni imaginar. Se han creído los amos del cortijo; se han otorgado la representación de todos los catalanes; y se han lanzado a una operación, convenciendo a una masa demasiado numerosa, con mensajes falsos, engañosos, falaces, de que todo vale, de que tienen la autoridad para saltarse las leyes establecidas, y establecer sus nuevas leyes. Inaudito.

Por ello he mantenido y mantengo, que mientras no cambien los protagonistas de ambos bandos, no habrá solución. Porque en el fondo esos protagonistas escondidos en sus propias banderas se están beneficiando. No hablamos de otras cosas. Por ejemplo de que España, -Cataluña también-, está alcanzando unos niveles de pobreza insoportables. Más de la cuarta parte, en torno al 28 % de la población, unos 13 millones de ciudadanos viven por bajo del umbral de la pobreza. Pero eso no importa; a algunos les preocupa más el 155 y la guerra de las banderas.

El independentismo