Era 20 de abril de 2017. Después de una primavera calurosa, aparece un aire fresquito; bajaron un pelín las temperaturas; la primavera ofrecía resistencia; seguía sin llover. La primavera y la lluvia se resistían, pero las noticias indecentes, reclamaban paso. Sus gritos sobresalían. ¿Qué gritos, abuelo? Era el ruido de la corrupción que luchaba para abrirse paso; un ruido que se hacía insoportable. ¿Era un ruido nuevo? No. Ya lo veníamos oyendo desde hace muchos años, los que queríamos oírlo. Los ciudadanos lo oíamos, pero los que tenían que oírlo se habían taponado los oídos. No querían oírlo. Se creían que no oyéndolo ellos nadie los oiría. ¡Qué error! Se creían que lo iban a estar tapando por los siglos de los siglos. Pensaron que mirando para otro lado, poniendo parches Sor Virginia de los Laboratorios Hartmann, obstruyendo de forma obscena y pornográfica lo que no les convenía, negando la realidad con cara de tontos, culpando a los demás porque no iba con ellos, enchufando el ventilador…, todo iba a ir al baúl de los recuerdos.
¿Algo bueno habría? Sí, Mario. Pero la cruda realidad lo taponaba. La Universidad de Alcalá de Henares se vestía de gala para entregar el Premio Miguel de Cervantes al escritor Eduardo Mendoza. Los Reyes eméritos visitaban Sevilla ante el
25 aniversario de la Expo Universal del 92. Se preparaban los actos del día siguiente para celebrar el 25º aniversario de la llegada del AVE a Sevilla, que iba a vertebrar las regiones más necesitadas. Noticias que debían haber constituido el protagonismo del día. Pero no. Los juzgados se habían erigido en protagonistas en aquel año 2017.
Los juzgados no daban abasto a atender todas las declaraciones que se produjeron ese día. Presidentes de Comunidad, altos cargos de la Administración, importantes empresarios, directores de periódicos, desfilando por los juzgados. La Guardia Civil se disponía para hacer más de treinta registros en instituciones, en empresas y en domicilios particulares. Los medios de comunicación echaban chispas.
¿Cómo te explicas, -preguntaba Mario- que en un día se produjeran tantos acontecimientos derivados de la corrupción? Muy sencillo; porque había mucha, porque llevábamos años, más de veinte, esquivando la corrupción, dándole de lado, haciendo todos los esfuerzos para que los malhechores se fueran de rositas. No lo olvides Mario: además de indecente, además de insoportable, era una estrategia que a veces falla. El año 2017 simboliza la visualización, la imposibilidad de mantener inercias provenientes desde los años noventa. Y tú sabes que así fue.