jueves. 28.03.2024

Reprimidos y opresores

Voy a soñar. Si yo fuera independentista catalán, estaría cabreado, desencantado; estaría sumido en el deseo de poner a parir a los que dicen que me representan, a los que han gestionado el llamado “procés”. En lugar de salir a la calle a pedir que los excarcelen, -que queda muy bien-, saldría a la calle a decirles: ¿Es que sois idiotas? ¿Es que no os habéis dado cuenta de que estáis haciendo el ridículo? ¿Es que no veis que con vuestros errores estáis ocasionando un daño irreparable? ¿Cuándo os vais a dar cuenta de que estáis aupando al gobierno central?

Si yo me llamase, que no me llamo, Carles Puigdemont, estaría gritando al cielo: ¿Qué he hecho? Pero, ¿qué hemos organizado? ¿Qué podría hacer para frenar esta locura? Si yo me llamase, que no me llamo, Mariano Rajoy, no dormiría. Estaría dando vueltas por mi cabeza la idea de preguntarme: ¿Qué he hecho yo para que haya brotado este galimatías? o ¿Qué no he hecho, para evitar el mayor de los desastres territoriales ocurridos en España desde la Transición? De verdad, no dormiría. Pero él si duerme, está esperando a que se arregle solo.

Se acabó el sueño. Volvamos a la realidad: no soy independentista, ni me llamo Carles Puigdemont, ni mucho menos me llamo Mariano Rajoy. Amo a mi pueblo, a mi región, y a mi país, con todas mis ganas. Pero por encima de todo me siento ciudadano del mundo. Ya basta. Aquí no hay ni reprimidos ni opresores. Aquí hay una pandilla de líderes, que se creen políticos y tienen de políticos lo que yo de obispo.

Todos tienen su parte alícuota de culpabilidad. Pero a la hora de repartir culpas, se le puede, se le debe exigir una mayor cuota de responsabilidad a quien más poder tiene. El mayor responsable es el gobierno central, sin quitarle ninguna a los del procés. Responsable porque ya desde la oposición alimentó la catalanofobia con el fin de buscar votos entre los españolistas de bandera; responsable porque no ha tomado ninguna iniciativa política para fomentar el acercamiento; responsable porque ni gobernando la comunidad intervenida es capaz de entender que existe un problema de identidades nacionales y de encaje entre diferentes sensibilidades.

Blog de Julio García

Reprimidos y opresores