miércoles. 24.04.2024
CON LA VIDA POR DELANTE

Mi Querido Miguel

Os regalo una historia de amor.

A continuación una carta. Una simple carta. Podría ser la intrahistoria  de cualquier desconocido. La reliquia color ambarino guardada con celo en una vieja caja de latón. Una carta. Una llamada a la esperanza en la que el amor es sin duda ese hilo mágico, rojo e indestructible que nos guía aun en las noches más cerradas.

He tenido el placer de crear una historia, la de Matilde y su Miguel….

 

carta amor (Copiar)

......Y al final, todo en orden....

Cuántas memorias impregnadas en cada rincón de la casa. Me parece inmensa. Llena de todo y de todos. Ahora sé que fui, que estuve aquí y en todas partes....

Me pregunto dónde estará mí Miguel, prometió que vendría a buscarme...

********

Teruel, 21 de julio de 1937

Querida Matilde:

      Cómo empezar a relatar el horror de vivir esta vida que nos ahoga y parte en dos.

      Hace tanto que no recibo una carta tuya que yo no sé si eres real o eres un bonito sueño que yo mismo me cuento cada noche para no perder la cabeza. Es desesperante no saber nada de vosotras durante tanto tiempo. Hace una semana me encontré con tu primo Aurelio en el hospital del Albarracín. Pensé que ya era hora de ver una cara amiga. No te preocupes, los dos estamos bien. Tan solo nos hemos llevado unas cicatrices más que añadir a la colección.

      Matilde, mi cielo, mi vida entera, me haces tanta falta. Me quema el alma tu imagen desgastada en mi memoria. Tengo miedo de que esta guerra me haga olvidar quien soy y me borre la sonrisa. Ni siquiera pienso ya en las razones que me llevaron hasta aquí, ni qué ideales fueron la chispa que prendieron en mi pecho para alejarme de vosotras sin ofrecer resistencia. Ya nada me importa, te doy mi palabra, solo necesito regresar a casa, nuestra casa. No deseo ver más muertos, ni más almas en pena, ni quiero convertirme en un demente que grita mientras duerme.

      Vosotras sois mi salvación, porque vivo en mis sueños cuando cierro los ojos y cuando los abro siento el horror pegado en la piel. No sé por cuánto tiempo más podré mantener el aliento gracias a los recuerdos.

       A veces  te imagino correteando por la casa. Todo tenía que estar perfecto. No había manera de hacerte entender que una casa no era un museo, y menos aun teniendo hijos, pero tú siempre has sido tan imposible. Aunque no lo creas, echo de menos cómo me gritabas cuando veías algo fuera de su sitio. Estabas tan guapa cuando te enfadabas. Los ojos te brillaban y te ponías colorada, como cuando éramos novios e intentaba robarte un beso. ¡Ay, mi Matilde!, y qué pronto se te pasaba el enfado cuando te abrazaba y te susurraba al oído esas cosas bonitas que tú y yo siempre nos decimos cuando nos ponemos tiernos.

      Me encantaba ver cómo te mirabas en el espejo que te regalé cuando nos casamos, poniéndote ese carmín rojo que me volvía loco y que te quitaba comiéndote a besos. Esa imagen, mi cielo, me ha acompañado durante muchas noches en vela.

      Dile a mi niña que la tengo presente día y noche, que no soporto estar alejado de ese pedacito de mí alma que tanto adoro y que, aunque te de rabia, tanto se parece a su padre. Dile a mi Violeta que volveré para contarle mil historias, que son muchas, que regresaremos a la orilla del mar para caminar descalzos, que le enseñaré a pescar como le prometí, que si quiere será maestra como su padre y juntos abriremos la escuela del pueblo que tanto tiempo lleva cerrada. Dile a mi niña que no crezca hasta que vuelva, que no quiero perderme ni un minuto de su tiempo.

      Que mi amor llegue a vosotras para protegeros de todo mal.

      Esperaré, como siempre, ansioso, noticias vuestras.

      Os quiere.

      Miguel.

Mi Querido Miguel