¿Qué expectativas tenéis ante la representación de la obra en Valdepeñas?
Como siempre, las máximas. Cuando vamos de gira, las expectativas siempre son másimas, sobre todo después de llevar tres años, tres temporadas en Madrid y a punto de empezar la cuarta.
Es una obra de humor pero ¿cuál es la temática o la historia que cuenta?
Es una comedia de situación que ocurre en una pequeña habitación donde se juntan la mala leche con la torpeza más absoluta y eso da lugar a situaciones muy cómicas. Se trata de una obra para hacer reír, sin ninguna otra pretensión.
¿Qué significa para 'Felisuco' formar parte del reparto de esta obra?
Trabajar con Josema Yuste, que es la segunda obra que hago con él, es maravilloso. Hemos pasado a ser amigos y eso es impagable. Trabajar en esta obra y con este equipo es un auténtico orgullo y una medalla a colgarse. Porque llevar tres años, camino de cuatro, en Madrid es un éxito.
¿Quién es el idiota? ¿O todos sois idiotas?
No, básicamente el personaje interpretado por David Fernández y el inspector de Hacienda, que soy yo. En los otros puede haber mala leche o tristeza. Pero los idiotas somos nosotros.
El hecho de que los tres actores seáis cómicos tan conocidos por vuestras apariciones en televisión, ¿ayuda a que vaya más gente a ver la obra?
Sí, claro, la televisión es un medio que llega a mucha gente. Ser conocido siempre es un plus, ayuda, no es la clave del éxito pero sí ayuda a que la gente tenga interés en ir a verte. Trabajar en televisión ayuda a que la gente vaya a ver la obra de teatro pero nosotros vamos a hacer que la gente quiera volver.
¿Los humoristas también podéis ser buenos actores?
Alfredo Landa empezó haciendo comedia y se convirtió en uno de los actores de drama más grandes de este país. De hecho, hay muchos cómicos que han hecho drama. Los cómicos pueden volverse dramáticos pero es más difícil al revés. Es más difícil hacer reír que hacer llorar.
Después de llevar tres años representando 'La cena de los idiotas' en Madrid, ¿qué balance puedes hacer?
Es maravilloso llevar tres años llenando teatros contínuamente, viendo al público de aplaudir de pie, recibiendo críticas favorables... Hoy en día, tal y como está la situación, es un lujo enorme llevar tres años con una obra en cartel. Los números están ahí.
¿Por qué razones tiene que ir la gente a ver 'La cena de los idiotas'?
Yo no diría razones, pero sí es una excusa perfecta para pasar una hora y cuarenta y cinco minutos riendo sin parar y olvidándose del exterior. Hoy en día, es impagable.
