¿Desde cuándo pinta?
Desde que era pequeña, aprendí sola, se puede decir que soy autodidacta. Cuando mis hermanos empezaron el bachiller y tenían que dibujar, yo les decía de hacerles los dibujos. Estuve en la sección femenina de Falange, era lo que se llevaba entonces, y la directora, Eufrasia Lasala, siempre me decía que las manualidades las hiciera yo. Me gustaba mucho hacerlas, también bordar. Lo que hacíamos se lo dábamos a las familias más pobres, vestidillos, camisas.
Antes de casarme estuve de profesora en Deva (Guipúzcoa), me dijeron en Falange que si me quería ir, y les dije que sí, aunque mis padres no querían, pero yo les dije: “Me vas a pagar tú lo que me pagan ellos”, y me dejaron irme. En aquellos tiempos era raro que una mujer se enfrentara a sus padres, pero yo era así. También di clases en el Lucero. Después estuve de profesora en el Instituto pero lo dejé al casarme para dedicarme a mi familia.
¿Fue la primera mujer que ganó un premio en lo que hoy es la Exposición Internacional de Artes Plásticas?
Si, entonces lo que hoy es La Confianza se llamaba La Concordia, por el año 75. Llevé un cuadro pequeño y me dieron un premio, entonces era dinero, pero algo simbólico. También me presentaba a concursos y exposiciones en otros sitios de la provincia como en Alcázar de San Juan donde gané El Molino de Plata o en Moral de Calatrava. Los cuadros los llevaba a través de una agencia de transporte. Fui la primera mujer que expuso aquí en Valdepeñas.
Ganar un premio en aquella exposición fue toda una revolución porque fui la primera mujer que lo ganó. La verdad es que participaba poca gente porque era Local, aún no era ni Nacional.
¿Cómo era su día a día pintando?
Pues cuando ya había terminado de organizar mi casa, me ponía en la cocina a pintar y me podía pasar toda la mañana así. A veces, se me quemaban las lentejas.
¿Le sigue gustando ir a ver exposiciones?
Sí, me gusta ir a todos lados. Mis hijos me siguen llevando a ver exposiciones. Estuve en una que hizo Antonio López en Madrid y le dije que haber si terminaba el cuadro de los Reyes, me dijo: “ayúdeme usted”.
¿También sigue exponiendo con Pintores D´Artes cuando estos sacan la pintura a la calle en septiembre?
Estoy en la asociación y sigo exponiendo con ellos. Mis cuadros gustan también mucho, la gente se queda mirándolos mucho tiempo.
Se ha codeado con grandes pintores, tanto de aquí como de fuera
Pues sí, aquí en Valdepeñas con Pedro García y José Antonio Rúa tenía amistad y con compañeras pintoras como Petri Yáñez o Marisa Arellano, también me gustaba mucho Antonio López, el tío del actual pintor, y él me decía que pintaba muy bien, me animaba a seguir, me daba consejos, era un hombre muy sencillo que conocí en su Museo de Tomelloso. He conocido a López Villaseñor, a Eduardo Naranjo, Agustín Úbeda, Guijarro, Gloria Merino que era muy amiga mía, Vela Siller. También conocí a un pintor muy conocido de Moral de Calatrava que se llamaba Jesús Velasco y era muy agradable. Conozco a Daniel de Campos y siempre me dice que le encantan mis cuadros.
¿Sigue pintando?
Si, aunque la vista no la tengo muy bien, pero tengo cuadros en mente que quiero hacer a lo grande.
¿Qué tipo de pintura ha hecho y si ha vendido muchos cuadros?
Realista, me gustan los paisajes, pero también hacia retratos y temática muy diversa. He vendido muchos cuadros, Valdepeñas está llena de ellos. En muchas casas hay un cuadro mío.
¿Cuéntenos alguna anécdota?
Me presenté a un concurso de pintura con un cuadro en el que hay una niña sentada y tiene una paloma entre las manos, y me dijeron que en vez de la paloma había que ponerle entre las manos un cardo borriquero del pueblo. Me quitaron el premio y se lo dieron a otro porque no lo cambié y todo porque la temática era sobre motivos típicos manchegos.
Anécdotas tengo muchas, como cuando fui a Moral a llevar unos cuadros con el coche de mi hermana Consuelo y nos quedamos atrapadas en un hoyo. Otra vez, llevábamos los cuadros en la vaca del 600 de mi hermana y atados con una cuerda y perdimos la mitad por el camino, tuvimos que volver a recogerlos.
Cuando nos íbamos de vacaciones, además de llevar las maletas también echaba los lienzos y las pinturas. Iba el coche hasta arriba.
¿Quién es su pintor o pintora favoritos?
Hay muchos que me gustan, cuando voy al Museo del Prado me quedo embelesada viendo todo lo que hay, Velázquez y las Meninas, por ejemplo, es un gran cuadro. Ramón Gaya es uno de los que también me encantan, era muy salao. Los clásicos son mis preferidos y el realismo, lo abstracto no tanto.
Su hijo Joaquín también es pintor ¿Imagino que estará orgullosa?
Pues sí, lo ha heredado y dibuja muy bien, porque él se ha ido más por el dibujo.
¿Usted tiene alguna influencia de otros pintores?
No, soy yo misma, mi estilo es propio. Utilizo mucho la espátula, cuando empezaba a pintar era lo que se llevaba y la técnica de rizar la pintura con un soplete.
Hay libros de artistas de Castilla-La Mancha en los que Amparo sale como una de las pintoras más prestigiosas de la región. Terminamos la entrevista y me muestra orgullosa las obras que tiene colgadas en su casa, además de todo lo nuevo que está pintando. A pesar de su edad, ella aún se ilusiona cuando se le ocurre algo que pintar y rápidamente lo lleva a la práctica en su estudio. Tiene un gran sentido del humor y disfruta contando las anécdotas vividas. Amparo Molero es una artista que supo llevar su arte a todos lados y que hoy es un ejemplo de cómo la mujer, en otros tiempos, también tenía la fuerza y la garra de luchar por aquello en lo que creía.
Cuadros que actualmente está pintando Amparo y que aún tiene que terminar.
