viernes. 29.03.2024

Hablar de Daniel de Campos en Valdepeñas es hacerlo de toda una institución artística, y es que fue uno de los precursores del arte en esta ciudad, de hecho los talleres que fundó en época del alcalde Esteban López Vega aún perduran, con la participación de un buen número de alumnos, que algunos, incluso hoy, son grandes artistas.

Pero su taller no es lo que nos trae al caso sino la exposición de su obra que a partir del viernes 27 de octubre se podrá ver en el Museo Municipal de Valdepeñas. Una retrospectiva que abarca pinturas desde 1970 hasta el 2017. La inauguración será a las 20:00 horas. Tres etapas que van de 1970 a 1990, 1990 a 2003 y de 2003 a 2017. Está última incluye toda “la aventura del Nuevo Mundo, donde todo es diferente”, explica Daniel, quién también recuerda que de la primera etapa se podrán ver obras inéditas, donde se refleja el mundo de la academia. Los que vean esta exposición van a poder disfrutar de 50 obras, que no dejarán indiferente a nadie, del que ha sido y es inspiración para muchos artistas, no solo locales sino también de fuera de nuestras fronteras.

Toda la exposición es una retrospectiva fiel de los 40 años de vida artística de este  ‘hombre tranquilo’ que nació en el Viso del Marqués, pero que acabó viviendo en Valdepeñas y siendo profesor-catedrático en el IES Bernardo de Balbuena, para pasar después a dar clases en Universidades Latinoamericanas.

Con Daniel hemos hablado de su obra, su vida y más.

Quedé con Daniel en la Plaza de España, un escenario único, para hacerle una entrevista y a la vez tomar un aperitivo, pero desde el principio sabía que no iba a ser una entrevista al uso, porque Daniel no es un artista al uso, es un genio. Es la segunda vez que le entrevisto y la primera por exigencias del guión, él estaba en Colombia, no pudo ser cara a cara, por lo que en aquel entonces no le conocía personalmente, después ya si tuve la oportunidad de conocerle una de las veces que vino a Valdepeñas, pero lo típico un ratito de charla en una exposición y ya está.

En esta entrevista, que yo más bien llamaría charla entre amigos, he podido comprobar la sencillez y la naturalidad de un gran artista, que lejos de ser egocéntrico o excesivamente bohemio, es una persona con los pies en la tierra y con mucho mundo recorrido, algo que le hace aún más interesante, porque lo que sus ojos han visto y su persona vivido está plasmado en toda su obra.

Como no podía ser de otro modo hablamos del tema de Cataluña, porque esta tierra para él tiene mucho sentido cuando te cuenta que en el año 1973 formó parte de un movimiento artístico en Barcelona, donde también vivió antes de irse a conquistar las Américas, llamado “los herederos de los 4 gatos”: “Ese movimiento lo crearon, entre otros, Picasso y Nonell en 1897, y muchos años después  yo formé parte de él. Por eso ahora miro Cataluña, tal y como están las cosas, con tristeza y con dolor, porque me acogieron con mucho cariño. Barcelona era una ciudad cosmopolita y el movimiento estaba formado por catalanes que te acogían como si fueras de allí”.

Su llegada a Valdepeñas

Cambiamos de tema, porque a todos nos duele Cataluña, y hablamos de su llegada a Valdepeñas en 1981, donde aterrizó como profesor catedrático, ya que tenía la cátedra de Dibujo, en el Instituto Bernardo de Balbuena, donde estuvo hasta el año 1.991: “Valdepeñas para mí fue una etapa muy bonita, llegué a ser director del Balbuena, culturalmente conocí a Javier Pérez Avilés y comenzamos con las excavaciones, con gente del instituto, en el Cerro de las Cabezas. Se hicieron muchas cosas culturales, como fundar los talleres de Artes Plásticas. Había mucho que hacer, como que la Facultad de Bellas Artes viniera aquí, que luego no se consiguió. Incluso pensamos en crear una Escuela de Artes y Oficios, que tampoco nos aceptaron el proyecto. Y eso que Valdepeñas siempre ha tenido un ambiente cultural y artístico muy grande, mayor que Ciudad Real. Aportaba muchos alumnos e incluso teníamos la Exposición Internacional de Artes Plásticas. Al final, fundamos una escuela municipal, donde estaba la casa de cultura anteriormente, que hoy son los Talleres de Artes Plásticas, donde pusimos materias que se daban en Bellas Artes y materiales que se usaban en esta Universidad”.

Daniel recuerda esa época con mucho cariño pero también nos cuenta lo difícil que era decir a tus padres “que querías estudiar Bellas Artes, era todo un reto, puesto que los artistas socialmente eran considerados como locos, bohemios y más cosas y ya cuando me fui a América ni te cuento lo que me decían”.

En 1974 se fue a Nicaragua para dar clases en la Universidad, donde recuerda que tuvo que coger unos cuantos aviones hasta llegar allí y como no había control en los vuelos “tú podías llevar lo que quisieras”, ahora todo eso ha cambiado mucho. En aquella época para hablar desde allí con mis padres tenía que hacerlo por carta, porque no había todo lo que hay ahora, como hemos evolucionado desde entonces con las nuevas tecnologías”, explica. En este país dio clases más prácticas que teóricas para mostrar a sus alumnos como trabajaba él: “allí querían que las enseñanzas fueran menos de diseño, que es como se enseña en América, pretendían que se equiparan a las europeas”.

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Volvemos a Valdepeñas donde tiene muy buenos recuerdos, hablamos de los años 80 cuando trajo a los talleres el primer desnudo para que lo pintaran los alumnos o cuando se llevaba a sus alumnos a pintar paisajes del Campo de Montiel y del Campo de Calatrava. En el año 91 se marcha a Madrid por temas personales, pero los viernes volvía a Valdepeñas a dirigir los talleres, fue en el año 2000 cuando definitivamente se marchó a la capital de España.

Los Talleres de Artes Plásticas Daniel de Campos, que este año cumplen 30 de existencia

Este carismático artista lleva sin exponer en Valdepeñas 17 años, su última exposición fue en el 2000, después expuso en Ciudad Real, Madrid y el resto de exposiciones en países de Hispanoamérica.

Para él es un orgullo que aún sigan los Talleres de Artes Plásticas, donde “aporté todo lo que pude, en pintura, grabados, etcétera. Fueron la preparación de alumnos que luego hicieron Bellas Artes, algunos recuerdo que llegaban sin idea pero luego son grandes artistas”.

Considera que hay que innovar constantemente, que  no se puede repetir. Recientemente, estuvo durante una semana enseñando a los alumnos de estos talleres como hacer litografías: “Mira en Latinoamérica están innovando constantemente y yo me traje material para hacer las litografías y mostrar cómo se hacían. La verdad es que estuvieron muy contentos y lo disfrutaron”.

Su obra

Le preguntamos si es capaz de calcular el número de obras que ha realizado y contesta que no, que son miles, e incluso confiesa que ha pintado obra religiosa: “La primera fue en el Santuario de la Virgen de la cabeza, una pintura mural que es la coronación de la Virgen, casi cinco metros por tres. No se hizo al fresco por la humedad, pero se hizo en una madera especial de barco y utilicé una técnica de pintura que es al temple, parecida al fresco. Para el Escorial también he hecho obra religiosa y para el Obispado de Ciudad Real”.

Las obras que vamos a ver en Valdepeñas son pintura histórica, donde “he puesto parte de academia y parte con técnicas de ahora, muy figurativa y realista. También hay pintura de aquí y sobre Colombia, país que cuando celebró el bicentenario de su independencia, me encargó que organizara la exposición de España, donde hice un homenaje a Gabriel García Márquez, a Simón Bolívar y a una mujer con mucha influencia como fue “La Pola”, Policarpa Salavarrieta. Una exposición que gustó mucho”.

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Como no podía ser de otra manera, Daniel de Campos también ha pintado sobre La Batalla del Seis de Junio, un cuadro que tiene su protagonismo en esta exposición: “cuando hice esta obra sobre la batalla del Seis de Junio, investigué mucho sobre aquella época y sobre los personajes más importantes, me puse en la piel de Juana “La Galana” y de Chaleco. Pinté al hermano de este y a su madre, al Cura Calao. Me metí en la historia para pintarla y la situé delante de la Iglesia de San Marcos, donde como se podrá observar hay mujeres que miran hacia la calle Ancha, que era donde estaba la batalla”.

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Daniel quisiera vivir aquí, pero su vida personal no se lo permite, aunque como bien dice “no tardo nada en llegar, cojo el coche y en dos horas estoy en Valdepeñas, donde también tengo estudio para pintar”.

Hablamos sobre el motivo que le retiraría de pintar y sin pensarlo dos veces contesta que “solo la muerte me retiraría de la pintura. El día que yo no pinte es que no estaré. La pintura me cura de muchos problemas, he visto tantas cosas, he vivido mucho y es la que me consuela. En ella reflejo lo vivido y es como dar el mensaje y desahogarme”.

Ahora que ya está jubilado su vida en el estudio es de 4-5 horas al día, algo que no está nada mal para alguien que ha dedicado su vida a este arte, tanto enseñando como llevándolo a la práctica: “cuando trabajaba procuraba también dedicarle al día unas 3 horas. Hay que investigar, hay que innovar y mucho que pensar. A mí me enseñaron que la universidad de la calle era la mejor, la vida también y todo lo que he visto es lo que plasmo en mi obra”.

Finalmente, Daniel dice una frase que me llama la atención, “trato de escribir con colores”, buen titular. Este gran artista pinta para que la gente entienda su obra como quieran “pinto como yo quiero pintar, con lo que me sale del alma, porque el arte es el reflejo de lo que tú llevas dentro, me gusta ir por libre”.

Termina nuestra charla en la que me he empapado de cómo ve la vida y la plasma en sus obras un gran artista de la talla de Daniel de Campos. Deduzco, por como habla, que ha debido ser un gran profesor, sus alumnos debían estar encantados con él, porque yo quedé maravillada. No me cabe duda que la exposición que este viernes se inaugura en Valdepeñas será muy exitosa, pero lo que sí sé es que yo la veré con otros ojos.

Daniel de Campos, un gran pintor que ‘escribe con colores’