viernes. 17.05.2024

La estela pétrea hallada recientemente en la zona de Valdelamoza (Chillón, Ciudad Real) pertenece a un grupo de manifestaciones realizadas por los habitantes del suroeste peninsular hace más de 3.000 años. Se trata de importantes testimonios históricos que presentan grabados con formas esquemáticas sobre los que, hasta el momento, no se ha establecido una hipótesis clara que pueda explicar para qué servían, aunque existen bastantes teorías sobre ello.

Guardia Civil

¿Qué son las Estelas del Suroeste?

El arqueólogo Eduardo Galán Domingo fue quien le dio el nombre de “estelas del suroeste” a estos monolitos generalmente de pizarra, cuarcita, granito o caliza con unas medidas aproximadas de 100x50 cm. que se han encontrado en el suroeste de la Península Ibérica. Este “suroeste” queda delimitado por el Sistema Central al norte y su prolongación hacia Portugal (Sierra de la Estrella), el Océano Atlántico al oeste y al sur, y las llanuras manchegas junto a las sierras andaluzas que bordean el Valle del Guadalquivir al este, aunque también existen ejemplos con características parecidas en otros lugares como el sur de Francia y otros puntos del Mediterráneo. Además, no hay que olvidar la existencia de estelas en otras culturas como la mesopotámica (Estela de los Buitres), la egipcia (Estela de Akenatón) o maya (Estela de Tazumal), entre muchas otras.

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Estela de los Buitres. Aula de Historia

Testimonios en piedra relacionados con la mítica Tartessos

Desde que Rosso de Luna diera a conocer en 1898 una estela encontrada casualmente en Solana de Cabañas (Cáceres) han sido muchos los ejemplares descubiertos, sobre todo en Cáceres, Badajoz, la zona del Alentejo portugués, Córdoba y Ciudad Real. Todavía no se sabe con certeza en qué contexto introducir a las estelas del suroeste, aunque parece evidente relacionarlas con el megalitismo por ser ortostatos de piedra y encontrarse muchas de ellas, junto a necrópolis, rodeadas a veces de objetos como puñales, vasos campaniformes o alabardas que permiten datarla a lo largo de la Edad del Bronce, pero ¿quiénes habitaban esta zona por aquel entonces?

Los llamados pueblos prerromanos o íberos conformaban la cultura autóctona de la Península Ibérica y, según la localización de cada uno de ellos, recibieron influencias de los celtas (norte y centro de la Meseta) y de los pueblos colonizadores llegados desde la otra orilla del Mediterráneo: griegos, fenicios y cartagineses. Precisamente en el territorio delimitado como “suroeste” fueron esenciales los contactos con Oriente Próximo a través de los fenicios, lo que fue determinante, según muchas teorías, para el florecimiento de Tartessos durante el Bronce Final (1.800 – 1.000 a.C) en torno al Valle del Guadalquivir, perviviendo según algunas fuentes al menos hasta el 500-600 a.C, cuando se hace referencia al mítico rey Argantonio. El pueblo turdetano (uno de los llamados ibéricos) fue heredero directo de su cultura, coincidiendo en el tiempo con los oretanos, quienes habitarían la vecina región que actualmente ocupa Ciudad Real.

Más de una decena de estelas en Ciudad Real

Precisamente, la Estela Chillón III, como podríamos denominarla, es la decimoquinta que se ha hallado en Ciudad Real hasta el momento, contando esta provincia aproximadamente con un 7% del total catalogado.

En cuanto a su iconografía, algunas de ellas como Chillón I, Valfrío o Chillón II, La Pedrona o Almadén I, El Mesto o Almadén II, La Bienvenida III y Aldea del Rey II presentan figuras antropomorfas acompañadas por armas como una espada en el cinto o un escudo, además de otros elementos propios de estas manifestaciones como son los espejos o mazas, peines o una especie de instrumento musical o incluso algún animal cuadrúpedo como es el caso de La Bienvenida I. En la estela de Río Guadalmez la figura humana presenta un casco con cuernos, quizás mostrando un rango social superior, al igual que ocurre en la de Alamillo, mientras que Aldea del Rey III, parece recoger una escena de baile o algún tipo de ritual ya que son cuatro las figuras antropomorfas representadas, todas cogidas, al parecer, de las manos.

Otras estelas dejan de lado la figura humana, haciendo referencia únicamente a armas u otros objetos, como La Bienvenida II o Aldea del Rey I, aunque a veces aparecen círculos concéntricos, cazoletas e incluso líneas que no han sido posible identificar, como ocurre con Lagunita III, que se encuentra fragmentada en cuatro trozos. Por otro lado, en La Bienvenida IV se representa un objeto único que no está recogido en ninguna otra estela, algo que podría hacer referencia a un tipo de escudo.

Con respecto a la nueva estela Chillón III, ésta presenta grandes similitudes con otras como la de Montemolín (Marchena, Sevilla) por la disposición del antropomorfo y el escudo con flecha, o la falcata de Solana de Cabañas (Cabañas del Castillo, Cáceres), ambas pertenecientes al grupo I por la presencia de figuras humanas. También presenta un elemento en el extremo derecho similar a otro recogido en El Viso VI (Cerro de las Mangadas, el Viso, Córdoba) que se ha asociado con un broche o fíbula.

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¿Periódicos, “estampitas”, señales de tráfico?

Las estelas más conocidas (Ategua, Setefilla) se hallaron durante los años 60-70, conservándose desde entonces en el Museo Arqueológico Nacional. Hasta el momento se pensaba que mostraban a grandes jefes o personajes heroizados que lideraron grupos sociales, una posible forma de propaganda política sobre quienes mandaba en un territorio o un monumento conmemorativo al estilo de las columnas romanas o los típicos cuadros en los que se representa el líder político de turno. Esta teoría comenzó a cobrar más fuerza con el descubrimiento de numerosas estelas llamadas “diademadas”, con figuras al parecer femeninas que se asociaron a damas importantes, lo que haría entonces de las figuras masculinas caballeros o guerreros destacados. Todo ello sería una muestra de jerarquización y lo que hacía que se relacionase con los pueblos indoeuropeos (celtas) y no con Tartessos.

Estela de Ategua. Arte e Iconografía

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Estela de granja de Toniñuelo. MAN

imagen 6 (en el pdf que te mandé tenía el nombre cambiado con la imagen 5, en vez de tomada de Celtiberia, es de Wikipedia, que tiene más calidad)

Estela de Torrejón el Rubio. Wikipedia

imagen 5 (en el pdf que te mandé tenía el nombre cambiado con la imagen 6)

Sin embargo, con las aportaciones de Bendala Galán y sobre todo de Tejera Gaspar empezó a contextualizarse en la cultura tartésica, pues aparecieron nuevas estelas que presentaban elementos como carros propios del período geométrico griego (vaso de Dypilon) y carros tirados por bueyes similares a los de Salamina, lo que evidenciaría los contactos con estas zonas del Mediterráneo Oriental durante el siglo VIII a.C, llegando incluso el famoso arqueólogo Schulten a hablar de la posible relación de los misteriosos Pueblos del Mar con Tartessos. En este contexto se habló entonces no de líderes o guerreros famosos de la época, sino de la representación de divinidades. Estampitas en piedra, así podríamos referirnos a ellas entonces, algo que es bastante común pues en todas las culturas existen ídolos realizados en diferentes materiales (piedra, hueso, madera) a los que se le rinde culto, desde los tiempos más remotos hasta nuestros días.

Pero otros descubrimientos iban ampliando el número de estelas y con ello aparecían nuevos modelos. Así, durante los años 80-90 se abrió un debate que comenzó a relacionar a las estelas con el territorio. Fue entonces cuando Galán Domingo habló de hitos en el camino que marcaban vías ganaderas, rutas comerciales o límites territoriales, como si de señales de tráfico actuales se tratase.

Como puede verse, hay muchos cabos sueltos en relación con las estelas del suroeste, existiendo además muchísimas formas posibles para, de algún modo, ordenarlas siguiendo alguna lógica: por la iconografía de los elementos que presenta, por si hay presencia o no de figura humana, por si ésta va acompañada o no de panoplia (espada, escudo y lanza), si son diademadas (propias del Alentejo), si incluyen elementos como carros, espejos o cascos con cuernos… también por la técnica utilizada, por el material en que está realizada…

Si les interesa el tema de las estelas del suroeste pueden consultar de forma totalmente libre un Trabajo de Fin de Grado disponible en https://idus.us.es/xmlui/handle/11441/43473 que ahonda mucho más en las investigaciones existentes hasta la fecha de su realización (2013) y aporta una catalogación y clasificación novedosa de las mismas. No obstante, habría que incluir algunas como la de Montoro (descubierta en 2002 pero con investigaciones publicadas en agosto de 2017, las de Valfrío o Chillón II, La Pedrona o Almadén I y El Mesto o Almadén II (noviembre de 2014),Cañaveral de León (abril de 2018) y la hallada hace pocos días en Chillón (julio de 2018), lo que indica que se trata de un tema bastante vivo ya que, debido a los continuos hallazgos, debe ir actualizándose constantemente.

Estelas del suroeste