Esta tarde presenta en la UNED su último libro: “Revolución y Libertad de Expresión”, una obra que investiga el origen de la libertad de expresión como Derecho Constitucional, fácil de leer, y que estudia los posicionamientos filosóficos de grandes pensadores sobre la libertad de expresar pensamientos, ideas y opiniones sin censuras. Con Jesús hemos hablado de él, de su libro y de sus proyectos de futuro literarios.
¿De dónde sacas el tiempo para escribir y por qué la literatura?
Intento organizar mucho mi tiempo, ya que como tengo poco, lo valoro más. Estoy en una etapa muy buena porque disfruto mucho con la docencia y me he dado cuenta que la experiencia de los años me está permitiendo poder ayudar a mucha gente que inicia los estudios universitarios, y que realmente necesitan a personas como nosotros para aportarle cosas en su vida académica, y sobre todo en estos tiempos tan difíciles donde el mayor reto es luchar con las nuevas revoluciones que estamos viviendo en lo social, económico y cultural. Vamos hacia un proceso de cambio y creo que tiene que haber perfiles que aporten a la sociedad nuevos valores, que les hagan avanzar. Perfiles profesionales e intelectuales que permitan orientar y formar a la sociedad frente a las estructuras de poder político. Por eso escribo libros, y considero que es importante sacar todo esto a la luz para hacer un mundo mejor.
Revolución y Libertad de Expresión ¿Porqué?
Es un libro que estudia el origen del periodismo y las primeras Declaraciones de Derechos, donde se ven y analizan los conceptos sobre Derecho y Libertad de Expresión, desde el ámbito de la Filosofía, a través de autores como Milton, Locke y Montesquieu. En sus obras empezaron a reflexionar sobre la necesidad de tener una Libertad de Expresión sin censura, ni control por parte del Estado. Creían en la democracia, en la libertad de expresión como una forma de educar al pueblo.
La obra es un alegato a la libertad de expresión como una forma de manifestar los Derechos del hombre, que se completa con estudios de revoluciones liberales como la inglesa, americana o la francesa, incidiendo en la influencia en la Declaración Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789, un texto que va a influir en el desarrollo constitucional europeo y que influyó en la Constitución Española de 1812.
Milton, por ejemplo, habló del concepto de escribir sin censuras, de una Libertad de Expresión muy amplia para educar a la sociedad. Montesquieu explicó el principio de separación de poderes. Entendía que había que separar los tres poderes: judicial, ejecutivo y legislativo. Si ests formulación no existiera y no hubiera llegado a los Estados democráticos, casos en los que están implicados altos cargos de la Administración o de los Gobiernos no se podrían juzgar. Este autor francés reflexiona sobre la creación de un Estado de Derecho y este libro lo que hace es analizar esos periodo y la influencia que tuvieron las revoluciones liberales en el desarrollo de los derechos fundamentales.
¿Amplia, pero con límites?
La libertad de expresión siempre va a proyectarse de una forma amplia hasta que colisiona con otros derechos constitucionales como: el honor, la intimidad o la propia imagen. Tener libertad de expresión no significa injuriar o calumniar, algo que la sociedad no acaba de entender. Eso implica lo que se conoce como una colisión de derechos y el juez debe decidir el derecho que va a prevalecer aplicando el criterio de la ponderación.
Los periodistas a veces tenemos que establecer límites porque es fácil caer en una descalificación o incluso contar hechos no verídicos, por no contrastar la información.
Este libro es fundamentalmente divulgativo, te anima a reflexionar, porque llego a la conclusión de que las revoluciones anteriores vuelven en el tiempo y ahora vivimos una nueva revolución, hay que estar abiertos a entender lo anterior y a buscar soluciones a los nuevos problemas. Estamos viendo la transformación en la sociedad y la gran novedad del libro es la relación con esos periodos históricos.
¿Cómo ves la libertad de expresión hoy en día?
No está bien entendida, es decir, factores sociales y políticos han confundido lo que es un uso legítimo de la libertad de expresión, reconocido constitucionalmente, con un exceso en esa libertad. A veces, no se explica bien que esa libertad tiene ciertos límites y que al final hay casos que se confunden en la sociedad, que colisionan con la libertad, por ejemplo, los derechos constitucionales sobre libertad ideológica y religiosa. Cuando el ejercicio de un derecho colisiona con otro, eso es un conflicto de derechos y la sociedad debe respetar ambos derechos. Tu libertad de expresión acaba en el respeto a otras libertades y derechos.
¿Mezclas Derecho y Periodismo?
Con ambos encontré una línea de investigación en la que mezclo ambas disciplinas a la hora de escribir. Mis libros son obras muy documentadas, con una base bibliográfica al final, en la que el lector puede profundizar en los aspectos que le interesan o que más le han gustado. En definitiva, tiene un carácter académico en su desarrollo pero también es periodístico en su fundamentación. La obra pretende ser divulgativa, yo no escribo solo para ámbitos científicos, escribo para todo el mundo, y aunque es riguroso en la metodología es fácil de leer.
¿Cuántos libros tienes escritos?
Este sería el tercer libro propio, pero luego también he participado en obras colectivas y tengo muchos artículos en el ámbito jurídico y periodístico. La vida académica te lleva a eso, a escribir en publicaciones especializadas y de otro tipo. Me gusta escribir para que todo el mundo me entienda y no solo para ámbitos reducidos o élites intelectuales.
Además, tengo la suerte de vivir todavía en ese Periodismo romántico en el que me eduqué y me formé, y eso hace que me preocupe “de qué” y “como” escribir, y “a quién” dirigir el mensaje, porque eso me va a permitir dar a conocer mí obra de forma más universal.
¿Cómo ves el mundo del Periodismo actualmente?
Lo veo mal, creo que se necesita más unión del colectivo. El periodista debe tener una formación académica, y que se reconozca, de una vez por todas, la carrera de Periodismo y al profesional de la información. Un periodista que acaba necesita comenzar a trabajar, aplicar esos conocimientos. Es una de las profesiones más bonitas y tiene que ser reconocida de forma social y política. Además adolece de servidumbre con las estructuras de poder y eso me preocupa, porque hace al periodista menos libre. Este libro habla sobre el origen del Periodismo, que se consolida tras la Libertad de Expresión.
¿Qué proyectos de futuro tienes en cuanto a escribir nuevos libros?
Estoy centrado ahora en un libro, que saldrá el año que viene y que versará sobre el Derecho a la Información conforme a la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, es un libro que hace un estudio jurídico estudiando casos de conflictos con libertad de expresión y otros derechos fundamentales. Será una monografía centrada en el Derecho Constitucional, y servirá tanto al profesional jurídico como al periodista.
También te anticipo que estoy escribiendo una novela de género “negro”, que va a gustar, y que seguramente servirá para dar a conocer un perfil más creativo e imaginativo.
¿Con qué te quedarías con el Derecho o con el Periodismo?
Tardé mucho en comprender que ambas profesiones son parte de mí. Soy un profesional interdisciplinar, las dos facetas me complementan y es parte innata en mi persona. El Derecho me da la fuerza para enfrentarme a problemas y ayudar a la gente, y el Periodismo es la parte más humana, emotiva y la que me ayuda a escribir. No puedo dividirme, me di cuenta que podía unir ambos perfiles y por eso mis libros también son más divulgativos porque tienen esa esencia interdisciplinar.
