¿Cómo fueron tus comienzos y qué haces actualmente?
Pues tras finalizar la carrera trabajé en varias compañías de teatro, en circo, hice teatro de calle, Operas en Córdoba, después pasé un tiempo en Londres haciendo cursos, talleres, perfeccionando el idioma. Cuando volví me fui a Ciudad Real donde conocí a Miguel Muñoz de Morales, del Teatro de la Sensación, y ahí comencé a dar talleres y cursos hace seis años. Doy clases de interpretación corporal, que es mi especialidad. También dirijo mi propia compañía de teatro infantil y títeres.
¿Cómo comenzaste en el teatro infantil y con los títeres?
Vi que había un hueco importante en este área, que además me gustaba, y conocí a una titiritera argentina que me enseño incluso a tallar los títeres. Si me llegan a decir que iba a aprender a hacer estos muñecos no me lo hubiera creído, no tenía ni idea y ahí estoy ya cinco años, creando ideas y contando cuentos. De ahí surgió la idea de formar la compañía de títeres “El Botón Perdido”. Empezamos como asociación cultural, haciendo talleres para los jóvenes, los mayores, pero luego fue cogiendo forma como compañía de títeres.
El primer títere que construí era un violinista que tiene toda la movilidad en brazos, piernas, puede coger cosas, abre y cierra los ojos, llora, le caen lágrimas.
¿Dónde actuáis?
Estamos en varias redes de teatro tanto a nivel regional, trabajamos dentro de la Red de Teatros de Castilla-La Mancha, como nacional. La obra “La Noche en el Castillo”, que también se representó aquí en Valdepeñas en la campaña de teatro escolar en el mes de mayo, gustó mucho y nos han llamado de muchos sitios. La verdad es que actuar en tu pueblo es un orgullo.
Todos los cuentos los escribimos nosotros, al igual que hacemos también los montajes y los títeres. Nos han llamado de ayuntamientos y hemos hecho mucha campaña escolar.
¿En qué se basan vuestros cuentos?
Nuestros cuentos se basan en ideas que me van surgiendo en la cabeza y les voy dando forma. A veces escribo la historia y a la vez hago el títere y este, en muchos casos, es el que te va pidiendo el argumento, lo que va a necesitar, la escenografía, si necesita otro títere para apoyarle en un momento dado. Es una parte de creatividad muy curiosa.
Al trabajar en el Teatro de la Sensación tengo la suerte que he visto un montón de teatro y vas viendo lo que funciona mejor, lo que el público acepta y eso te ayuda a dar forma a tus obras.
Cuento con la ayuda de Nacho Pascual, que es un director de teatro que estudió en la RESAD y que ha dirigido muchas obras, y de vez en cuando me echa un vistazo a los textos, a la dirección de la obra. Yo soy actor y lo demás lo voy aprendiendo.
Y con toda la polémica creada con los titiriteros en los últimos meses, ahora cuando te quieren contratar piden el libreto de la obra completa para verlo.
¿Por qué se ha perdido la tradición del teatro de títeres?
Se vuelve a recuperar porque la gente se da cuenta que es para niños y también para adultos. Nosotros las obras que hacemos es para toda la familia, los padres pagan una entrada y queremos que se metan en la historia porque también es para ellos.
Yo he vivido ese teatro de calle con El Trascacho, hacíamos pasacalles, jornadas de teatro escolar por toda la provincia y crecí con eso. Y cuando la gente te pregunta por qué no te metes en cine o TV, no es que no me interese, pero a mí siempre me ha gustado la plaza, el pueblo, el teatro de gira, el más pequeño.
¿Por qué El Botón Perdido?
Pues mira yo voy perdiendo siempre imperdibles, botones, etcétera, y necesitábamos un botón para coser alguna cosa y no lo encontrábamos, yo decía que lo he perdido, que lo he perdido y de ahí salió el nombre de la compañía de la que soy el director y cuento con tres personas más.
Siempre me ha gustado tener mi propia compañía y aunque en este caso es de títeres, una cosa siempre lleva a la otra. La experiencia que a mí me han dado los títeres es muy importante, me han enseñado a meterme en redes de teatro, a conocer la parte más política de esta profesión, la parte de programación, dormir con la agenda. En la carrera yo estudié para ser actor y el trabajo de dirección y organización lo hacían otros. Hoy, yo también hago todo eso.
Eres actor y cuándo coges un títere en la mano ¿Te resulta fácil meterte en el papel?
Me resulta más fácil así que interpretar un personaje como actor porque le damos muchas vueltas a la personalidad, a los movimientos, pero el títere es distinto porque no tengo que estar pendiente de mi cuerpo, te centras más en la parte vocal.
Los títeres son más divertidos y te permiten jugar a la magia, puesto que al ser un espacio mágico puedes saltar, volar, hacer lo que quieras y siempre lo vas a poder hacer.
Habéis trabajado en Almagro en el Festival de Teatro Clásico ¿Qué tal la experiencia?
Si, hemos estado haciendo las visitas guiadas a través de los títeres al Museo Nacional del Teatro y ha funcionado muy bien. Hacíamos recorrido por las diferentes salas y en ellas estaban los personajes que contaban la evolución del teatro, desde Grecia y Roma hasta el contemporáneo. Esto era la primera vez que se ha hecho y ha tenido mucho éxito.
También haces clásico con la compañía “Corrales de Comedias”
Sí, cuando hice el casting para entrar no me lo creía y los ensayos en el Corral de Comedias son increíbles. Es una compañía de repertorio, tienen 15-16 obras en cartel y estoy en dos “Entre bobos anda el juego“ y “Romeo y Julieta”.
¿Quién es tu actor favorito de clásico?
Me gusta mucho José Sacristán y también me gustaba Fernando Fernán Gómez. Como he visto tanto teatro de pequeño he ido creciendo con ellos.
¿Tú trabajo da para vivir?
Depende a lo que llames vivir, pero de momento sí; pagamos las facturas, los impuestos, de esta manera dignificamos nuestro trabajo. También viajamos mucho con las giras y conoces sitios, somos titiriteros pero no paramos de trabajar igual que el resto de la gente.
¿Por qué la gente no valora el trabajo de los actores de calle?
Hay gente que piensa que cuando un actor trabaja en la calle está pidiendo, mendigando, y el trabajo que realizas se queda por debajo, no se ve, y esto no es así. Mira yo tengo compañeros que estaban trabajando en la calle y a la vez trabajaban en el Circo del Sol.
No se valora el trabajo de calle, bien sea de un músico o de un actor, y hay que mentalizarse que el artista que está en la calle está ofreciendo su trabajo, no mendigando.
