Pedro vive en la travesía de la Princesa y cuenta como en sus inicios la Cruz la ponía en la sede de la peña de Costaleros del Santo Cristo: “Fue cuando todo eso se deshizo cuando me la traje a mi casa. La llevo poniendo desde que era muy pequeño. Cada año trato de ponerla distinta, de distinto color, a veces se te acaban las ideas, pero al final siempre es distinta”.
Este valdepeñero de 62 años recuerda como cuando era pequeño su madre les llevaba a él y a su hermana Isabel a ver la Cruz de una vecina de la calle Balbuena, que además tenía una forma distinta de ponerla: “En Valdepeñas las cruces se ponen de distinta manera al resto de España. Antiguamente, recuerdo que en algunos pueblo de alrededor las ponían con lo que se llamaban los caballos de las bodegas, que eran escalinatas para subir a los Empotros, y luego los revestían con sábanas y con todos los mejores ajuares de las casas. Los vecinos les dejaban las imágenes, y todo era prestado. Como puedes ver mi Cruz es de ese tipo, llevo un par de años poniéndola con escalinata, pero eso sí las imágenes y todo lo que se puede ver en ella, es mío”.
En la Cruz de Pedro hay muchos detalles, entre ellos una reliquia de San Juan de Mata, fundador de la Orden Trinitaria, un pequeño hueso, que preside el monumento como homenaje a la Orden Trinitaria en su Año Jubilar.
Para Pedro Ávila, la inauguración de su Cruz de Mayo es una verdadera fiesta a la que asisten muchos invitados, amigos y familiares. La Cruz fue bendecida por D. Emilio J. Montes, Párroco del Santo Cristo, tras su bendición se cantaron los mayos, acompañados por gaiteros y los asistentes pudieron degustar una limoná y distintos aperitivos salados y dulces.
