Sin duda alguna el mayor aliciente de este grupo en la ruta era soñar con el avistamiento de algún cetáceo, ya que esta zona de Murcia acoge siete especies de estos gigantes marinos. Según el club "los vecinos de la zona nos comentaban que era fácil verlos a una milla marina aproximadamente, pero que esta no era la mejor época del año".
El parte meteorológico anunciaba que la ruta sería exigente, mar de fondo con viento de levante para el sábado, rolando a poniente el domingo. Las previsiones no defraudaron a este grupo que consideró "que era momento de poner en práctica el entrenamiento de toda la temporada y la técnica cultivada durante años, disfrutando de un mar “juguetón” que nos ponía a prueba".
"Por la noche no falto el fuego, las risas, la comida y el vino que poco a poco aumentaba el tamaño de las olas y el valor de la hazaña", recuerda la organización.
Finalmente y como resumen explican que se trata de "otro reto que escribir en el cuaderno de bitácora de este Club de Amigos, que siguen añadiendo experiencias y momentos a la historia del piragüismo de Valdepeñas".
