jueves. 28.03.2024
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José Ramón Yébenes (Misericordia y Palma): “Esta medalla es un reconocimiento en el que muchos valdepeñeros se deben sentir reconocidos porque gracias a ellos hemos podido escribir 300 años de historia”

La Hermandad de Misericordia y Palma cumple este año 300 de existencia y no lo ha celebrado de cualquier manera, sino con un Año Jubilar concedido por el Papa Francisco, en el año de la Misericordia, y con un buen número de actividades que se han venido realizando en estos meses. Se trata de una Hermandad que no para, muy activa y a la que el pueblo de Valdepeñas le reconoce su esfuerzo y dedicación con la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad. Con su Hermano Mayor, José RamónYébenes Canuto, hemos hablado.

Cotitulares Misericordia y Palma (Copiar)
Cotitulares Misericordia y Palma

¿Cuánto llevas como Hermano Mayor de la Hermandad?

Desde el mes de septiembre de 2004, por lo que este próximo mes cumplimos 12 años al servicio de la Hermandad un grupo de hermanos, cada vez más numeroso y comprometido, sin el cual no hubiese sido posible desempeñar este servicio concreto.

¿Qué supone para vosotros que la Hermandad sea reconocida con la Medalla de Oro de la ciudad?

Indudablemente es un reconocimiento que la Hermandad recibe con mucha satisfacción y con mucha gratitud. Salvaguardando nuestro carisma eclesial, siempre hemos defendido públicamente el gran valor que atesoran este tipo de instituciones con una trayectoria histórica tan extensa y que han sobrevivido a diferentes escenarios y contextos políticos, sociales y culturales.

Por ella han pasado multitud de generaciones y miles de valdepeñeros que, de una u otra manera, han servido a la Iglesia y a la sociedad de Valdepeñas desde una labor altruista y generosa.

Las Hermandades tienen una naturaleza eclesial pero su carisma apostólico y catequético implica también el desarrollo de una importante labor social y cultural dentro de la sociedad en la que se despliega. Que la Hermandad, como institución social de la ciudad, sea reconocida por su historia y por su labor creo que es un gesto de justicia que honra a la sociedad de Valdepeñas pues pocas instituciones y colectivos tienen una historia tan longeva y fructífera como la de esta Hermandad.

Acabáis de celebrar el 300 aniversario de Misericordia y Palma, aunque aún sigue siendo año jubilar ¿Qué balance harías de todo lo que habéis realizado en torno a este aniversario?

Como bien dices, el Año Jubilar de la Hermandad, concedido por S.S. el Papa Francisco a la Hermandad con motivo de su 300 aniversario fundacional, ha concluido hace apenas dos meses, tras un intenso año de gracia y de gozo. Ha sido un tiempo de júbilo en el que hemos intentando anunciar, e invitar a todo el que lo deseara, este tiempo de perdón, de reconciliación y de misericordia que el Señor nos ha concedido. Y hemos tenido también la oportunidad de vivir este Año Jubilar enmarcado dentro del Año Santo de la Misericordia que la Iglesia universal está viviendo.

Nuestra labor y nuestro balance de este Año Jubilar es difícil de valorar. No tenemos entre manos elementos cuantitativos pues el objetivo de este Año Jubilar no ha sido otro que acercar las almas de hombres y mujeres a Dios para que, de esta manera, su Misericordia pudiera alcanzarles, revitalizando su vida de fe y su relación con Dios. Ese era el objetivo primero y principal, del cual sólo Dios conoce los verdaderos frutos.

Pero también hemos querido vivir este Año Jubilar y este 300 Aniversario revitalizando aún más la devoción por nuestros Sagrados Titulares. Ellos representan los pilares sobre los que asienta esta institución penitencial y, por este motivo, hemos desarrollados importantes celebraciones en su honor. Destacando, por ser las más notorias, la Coronación Litúrgica de María Stma. de la Palma en el mes de octubre de 2015 o el Solemne Pontifical del 300 Aniversario con el Stmo. Cristo de la Misericordia, el pasado mes de junio. Para el recuerdo quedarán, sin duda alguna, las Procesiones Extraordinarias desarrolladas en ambas celebraciones o concesiones tan especiales como la otorgada por el Obispado de la Diócesis de Ciudad Real a María Stma. de la Palma, como Reina de los Mártires.

Pero no me puedo olvidar tampoco de la feligresía de nuestra Parroquia, de nuestra comunidad parroquial que tan intensamente ha vivido este Año Jubilar, compartiendo las más de 100 celebraciones jubilares desarrolladas, acogiendo las Peregrinaciones de Hermandades y Parroquias de nuestra Diócesis y de nuestra ciudad o recibiendo, como nunca antes había ocurrido, a la Patrona de Valdepeñas, la Virgen de Consolación, en nuestra Iglesia Parroquial con un fervor y una intensidad inusitada.

¿Qué se os pasó por la cabeza cuando el Papa Francisco os otorgó el Año Jubilar?

Sobre este proyecto de Año Jubilar venimos trabajando desde la primavera del año 2014. Fueron meses de trabajo silencioso en los que hubo que desarrollar muchas gestiones y conformar un proyecto cargado de ilusión.

Por ello, recordamos con gran cariño una mañana del mes de abril de 2015 cuando recibíamos la llamada de Roma y una comunicación de la Penitenciaría Apostólica en la que se nos informaba de la concesión de este Año Jubilar a la Hermandad por su 300 Aniversario Fundacional.

Fue un día de emoción, de gran alegría, pues realmente ha sido un verdadero privilegio que Valdepeñas no había recibido desde tiempo inmemorial. Realmente no hemos sido capaces de conocer si en estos últimos 200-300 años se había otorgado una dispensa papal como esta a la ciudad. Creemos que no.

¿Mucha responsabilidad?

Pues sí, tras la emoción vino el peso de la responsabilidad ante el desafío que suponía para nosotros desarrollar este Año Jubilar. Fueron semanas y meses de mucho trabajo, desarrollados con una enorme ilusión y cariño.

Para esta ardua labor hemos contado, en todo momento, con el apoyo y el esfuerzo de nuestro Párroco y Consiliario, D. Emilio Jesús Montes, sin el cual hubiese sido complicado desarrollar toda la intensa programación planteada. Pero también hemos contado con el apoyo del clero de nuestra ciudad: D. Enrique, D. José Luís, D. Rubén, D. Ángel, D. José, D. Antonio, D. Tomás, D. Emilio Perona… y así un largo etcétera de sacerdotes de nuestra ciudad y de nuestra Diócesis que han colaborado intensamente. No puedo olvidarme de nuestros Obispos D. Antonio y D. Gerardo, del Arzobispo de Toledo D. Braulio, del Arzobispo auxiliar de Madrid Mons. Martínez Camino, del Cardenal y Arzobispo emérito de Sevilla, Mons. Amigo y su secretario D. Pablo, además del Vicario Judicial de la Diócesis, el valdepeñero D. Bernardo Torres, gran baluarte de este Año Jubilar.

Un apoyo puntual que también ha llegado desde las instituciones, en concreto desde el Excmo. Ayuntamiento de Valdepeñas y de la Excma. Diputación de Ciudad Real.

En definitiva, sin ellos y sin la acción del Espíritu Santo en cada uno de nosotros, no hubiese sido posible desarrollar este Año Jubilar.

¿Qué os queda por celebrar y hasta cuándo?

El 300 Aniversario como tal ya ha concluido. Se cerró el pasado 18 y 19 de junio con el Solemne Pontifical y Procesión Extraordinaria del Stmo. Cristo de la Misericordia y con el cierre de la Puerta Santa y clausura del Año Jubilar.

Ahora quedan dos retos importantes: por un lado, hacer balance y memoria de lo vivido; por otro lado, seguir regando y cuidando las semillas que han sido plantadas durante el mismo para que, en los próximos años, se recojan los frutos de este año de gracia.

Háblanos de la Memoria

Será un documento recopilatorio de este intenso año que, si Dios quiere, entregaremos el próximo martes 30 de agosto, en Roma, en la Penitenciaría Apostólica. Un documento que también entregaremos en persona al Papa Francisco, en la Audiencia en la que seremos recibidos el miércoles 31 de agosto, en la Plaza de San Pedro del Vaticano. Con ello queremos mostrarle nuestra gratitud al Sumo Pontífice por la confianza de haber otorgado este Año Jubilar a la Hermandad en un día que también será inolvidable para la Hermandad.

Una Memoria que también será publicada el próximo otoño junto con el Libro del 300 Aniversario sobre el que venimos trabajando el último año y medio. Una publicación que contará con más de un decena de firmas en las que se podrá conocer la historia de la Hermandad enmarcada en el contexto eclesial, social y cultural de España y de Valdepeñas, desde el siglo XVIII hasta la actualidad.

También tenemos pendientes algunos pequeños proyectos del 300 aniversario a desarrollar en estos próximos meses pero que, debido a la proximidad de las elecciones en el seno de la Hermandad, deberán posponerse hasta la composición de la nueva Junta de Gobierno en el próximo otoño.

Y ahora queda recoger los frutos de este año

Todos los hermanos tenemos la responsabilidad de continuar escribiendo la historia de la Hermandad. No me canso de repetir que una Hermandad no vive para celebrar aniversarios sino que la vida de la Hermandad debe ser siempre orientada a los fines de la misma. La Hermandad ha vivido estos últimos años con la mirada puesta en esta importante efeméride pero, una vez pasada, no puede disminuir un ápice la labor apostólica, evangelizadora y caritativa que desarrolla. Hemos conseguido grandes e importantes retos en estos últimos años pero ahora toca lo más complicado, que es mantenerlos. Consolidar una estructura y vida de Hermandad orientada al servicio en el seno de la Iglesia, a la vivencia compartida de la fe y a la acción caritativa con los más desfavorecidos. Todo ello con el sello y la impronta que la Hermandad ha venido cultivando en los últimos años y que le hacen tener una idiosincrasia propia y genuina que tenemos que seguir asentando y depurando.

Es tiempo, en palabras del cardenal Monseñor Amigo, “de hacer de lo ordinario, algo extraordinario”.

¿Qué le dirías a Valdepeñas por esta distinción?

No podemos sino transmitir nuestra más sincera gratitud por esta distinción.

Gracias al Pleno del Excmo. Ayuntamiento de la ciudad por la concesión de esta Medalla de Oro. Una gratitud que extendemos a todos los valdepeñeros que, de una u otra manera, apoyan y colaboran con las iniciativas que la Hermandad ha venido desarrollando a lo largo de su historia.

Es un reconocimiento a una institución tricentenaria en la que muchos valdepeñeros se deben sentir también reconocidos pues, gracias a ellos y a sus antepasados, la Hermandad ha podido escribir estos 300 años de historia. Un tesoro devocional e histórico que hemos tenido la suerte de conocer, de vivir y del cual ahora tenemos la responsabilidad de cuidar, depurar y transmitir a las siguientes generaciones para que la historia de esta Hermandad camine entremezclada con la historia de la ciudad dentro del seno materno de la Iglesia católica.  

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