¿Cómo se prevé la campaña de aceituna de este año?
Se prevé corta en relación con el año pasado donde se recogieron 8 millones de kilos y este año alcanzaremos unos 3 millones. Así que será un 60% inferior a la del año pasado.
¿Por qué?
Cuando hablo de campo, tanto de viña como de olivo, es muy complicado. En primavera hubo unos meses de mucho calor, le pilló al árbol en época de floración y la flor se abrasó. Mucha de ella cayó al suelo por exceso de calor. Si a eso le achacamos que había sequía, el árbol no tenía suficiente fuerza para mantener esa flor, por lo que esos son los motivos principales de la reducción de la cantidad.
¿Hasta cuándo se prevé que se extienda?
Llevamos unas tres semanas cogiendo aceituna, aunque de forma oficial hace dos semanas. La duración depende del clima, de la lluvia, de los socios, pero normalmente durará hasta enero.
¿Cómo afecta al fruto la lluvia y las heladas que ha habido últimamente?
La lluvia viene muy bien porque el poco fruto que había ha engordado. Es verdad que al engordar ha cogido agua y no materia grasa. Pero las heladas consume el fruto. Así que lo bueno sería que lloviera y que luego hiciera temperaturas suaves, no estos grados tan extremos de 5 bajo cero. Pero al margen de eso, la aceituna está entrando bien, con una calidad buena.
¿Cuál es el tipo de aceituna más extendido en Valdepeñas y qué características tiene su aceite?
La más extendida es la picual. Por tradición, antes había mucha cornicabra. Pero para producción el más extendido es la picual. El aceite que se obtiene de la picual tiene un picor característico al que el consumidor no está muy acostumbrado. Por eso se hacen mezclas para que resulte más suave al paladar. Luego está también la arbequina, pero en menor cantidad y lleva menos tiempo por esta zona.
¿Cómo ha cambiado la forma de coger aceituna en los últimos años?
Pues ha cambiado desde ir con los paños y unos varejones de madera, de forma totalmente artesanal, con cinco o seis personas en cada oliva con un rendimiento de cien kilos por persona, hemos pasado a una máquina, un paraguas o un vibrador, con dos personas por oliva, que alcanza una producción de mil kilos por persona. Llegan remolques que el que menos trae son cuatro o cinco mil kilos por día. En este sentido, la tecnología ha avanzado de una forma brutal. También se ha reducido mucho la mano de obra. Es la desventaja que tiene el progreso.
¿Cómo está la salud económica de la cooperativa?
Digamos que está bien. Pero aquí nuestra misión no es coger dinero sino pagarle al agricultor la aceituna de la mejor manera posible. Ahora mismo se está pagando la aceituna por encima de la empresa privada y ya eso es un logro. Estamos incluso haciendo inversiones alrededor de 100 millones de pesetas en maquinaria nueva y no tenemos ningún problema de financiación. La junta rectora anterior ha dejado unas cuentas muy sanas, claras y con una solvencia importante.
¿Está valorado el aceite de oliva en el mercado por parte de los consumidores?
Sí, aunque se nota la crisis. Lógicamente el aceite de oliva virgen extra se ve ya en las mesas de los restaurantes por poner un ejemplo. Eso quiere decir que está bien visto, al igual que ocurre a nivel internacional donde en sitios como Estados Unidos o Japón es muy valorado. Creo que todavía le queda mucho margen de mercado. Y ahora tenemos el problema de que estamos atravesando una crisis muy seria y el precio que tiene el aceite de oliva no es lo asequible que nos gustaría. Pero aceite de oliva sólo hay uno, el resto son sucedáneos. El aceite de oliva y sus beneficios para la salud están reconocidos y es un producto milenario, como el vino.
