Juan Antonio Megia, Director Técnico de la Bodega y Enólogo, fue el encargado de explicar las características de cada uno de estos vinos, de los que dijo que “sacarlos al mercado ha supuesto un gran esfuerzo para la bodega por el hecho de que la vendimia este año se haya retrasado 15 días”.
Se trata de tres vinos blancos monovarietales y un rosado, un amplio abanico de sabores “para dar gusto a la gran mayoría de los consumidores”.
Juan Antonio, comenzó presentando su blanco joven de la variedad Airén de 2016, uno de los vinos más vendidos de la bodega y del que señaló que “hemos elevado las características de esta variedad a su máximo exponente. Un vino que ha competido en certámenes, con otras variedades más reconocidas y que ha quedado por delante, en catas ciegas, de un Sauvignon Blanc o Chardonnay, entre otros, a pesar de ser una variedad autóctona".
Otro de los vinos fue el Corcovo Verdejo, que es una variedad más valorada en el mercado internacional y que según Megia tiene “más cuerpo y donde se muestra el verdadero carácter varietal de esta uva: sabor a maracuyá, hierba verde y frescor”.
Otra de las apuestas de esta bodega este año ha sido el Rosado, un vino que ya lanzaron hace dos campañas, en 2014, donde se sacaron 15.000 botellas y en 2015 unas 20.000, que se agotaron. Según este experto se trata de un vino muy frutal, fresco y explosivo en boca, “una tienda de golosinas cuando lo catas", y que en este año lo han ajustado a las nuevas tendencias, siendo más pálido en color.
Corcovo moscatel grano menudo, su gran apuesta
La gran novedad en este año será el Corcovo moscatel grano menudo Finca “El Carrascal”, un vino novedoso, tanto en la bodega como en el mercado, que surge de un proyecto que comenzó hace 5 años, iniciado por Carlos Megia y Juan Antonio Megia, que tras adquirir una viña decidieron plantar esta variedad de uva “moscatel grano menudo”: “Hay muchas variedades de moscatel, unas 200, pero la más valorada es esta de grano menudo, una uva pequeña con un gran potencial aromático y de sabores”, añadió Juan Antonio, quien también explico que compraron siete hectáreas de tierra, de las cuales en 2014 plantaron la mitad y en 2016 la otra mitad. De la primera parte ya en 2015 recogieron unos 1.800 kilos de uva, lo que dio unas 1.000 botellas de vino, que se utilizaron para darlas a conocer a la gente y que ésta expresase lo que sentía al catar el vino, se recogieron más de 400 fichas de cata, con distintas críticas y “se ha intentado hacer un vino del gusto de la mayoría de la gente”. También se pidió que le pusieran un nombre a este nuevo vino, pero finalmente decidieron “ponerle más un apellido que un nombre, porque queríamos conservar la esencia de Corcovo y por eso lo hemos llamado “Corcovo. Finca “El Carrascal”.
Elaboración
Una elaboración que comenzó “prácticamente desde que se plantó la viña” y de la que Juan Antonio destacaba la forma de recoger un tipo de uva considerada “muy delicada”: de noche, con 18 personas, a mano y durante tres días, algo que según este experto “es un coste importante para la empresa, pero a nivel de calidad es una recompensa”. 40.000 kilos de uva que tenía que llegar entera a la bodega y cogida en el frescor de la noche para conservar sus propiedades.
Imagen de la botella
La imagen de la botella ha sido calificada por sus propietarios de seria, elegante, atractiva y misteriosa: “Es un blanco joven enfocado al aperitivo para competir en el mercado con nuestro Airén y Verdejo. La gente piensa que por tratarse de un moscatel, es dulce, y no es así, se van a sorprender. Es un blanco joven enfocado a comidas suaves, quesos, pates, arroces, pescados, un vino para beber y no dejarlo para el final”.
La etiqueta lleva también un código QR, donde se puede ver un vídeo demostrativo de la recogida de esta uva, de “esa vendimia hecha a mano, natural y nocturna”, recordaba Megía. Un vídeo que también mostraron a la prensa. La presentación se llevó a cabo en las instalaciones de la Bodega.
