lunes. 06.05.2024
LAS HISTORIAS DE KUKA

Capítulo V. Mientras media España arde, la otra media se divierte

Mientras España, mi querida madre patria, arde, otra media está de fiestas y ferias populares. Los ganaderos no dan abasto, los famosos en Sotogrande. Y los frikis, de peregrinación a una iglesia en la que han “mamarracheado” un cuadro.

Los alegres, asaltando supermercados, las anoréxicas, en un photocall, y Frank de la Jungla, cazando serpientes. ¡Esto parece el Arca de Noé! Tiramos a la cabra por el campanario, pegamos fuego a los toros y los arrojamos al mar.

Pero servidora también se prepara para estos días y no sólo yo, también mis chicas y mi familia, así es que ¡todos al pueblo!, a meternos en casa de la suegra, a dormir en colchones por los salones y a pasearnos por la feria. Un paseo que encabezamos mi Paco, la bota de vino y yo, en una comitiva fiestera.

Nos presentamos nosotros con el monovolumen hasta los topes, perro incluido. En la calle nos espera el comité de bienvenida, las 'viudísimas': “Kuka, qué bien te vemos, por ti no pasan los años. Si te viese mi Manolo...”. Y comienzan a dar besos de achuchón entre lagrimas y congoje, y con el rabillo del ojo mirando a mis amigas.

“Cuánta gente trae este año. ¡Sólo falta el canario!”, comentan las 'viudísimas'. "¡Adiós a mis jamones!", comenta la otra.

Como si lo estuviera viendo, la Puri terminará en alguna fuente metida como si estuviese en algún concurso de Miss Camiseta Mojada. La Carol, por supuesto, como Merryl Streep en Memorias de África, sin faltarle de nada: llorando por los rincones y clamando al cielo “mea culpa” por ser tan frívola y secándose las lágrimas con el papel de los churros.

Yo, con mi Paco del bracete y nuestro buen pedo. Y así cómo puedo pretender que mis hijos se comporten y no beban (si sólo fuera eso). Terminarán orinando en mitad de la calle, vomitando y demás, y daré gracias si no vienen lesionados. ¿Por qué en unas fiestas, siempre se termina a palos? Si los padres no damos ejemplo, qué podemos esperar.

Pienso dejar todo de lado durante una semana, me voy a comer todo lo que me ponga mi suegra y luego me llevaré algo para el camino. Una más en la plaza del pueblo, a vivir y a gozar. Aunque después tenga que pedirle fiado a la de la tienda. Que ponen limoná, ahí que voy yo, que hacen degustación de migas, me llevo el tupper por delante.

Eso sí, me gustaría que pusiesen un buen photocall con unos barriles de vino a los lados para abrir boca. Me imagino a la Carol con su mejor pose, sobria y derecha como una estaca, la Puri tirándole los trastos al de las fotos, y mi Paco y yo dando esa imagen de matrimonio feliz al que todo le va de maravilla.

Los chicos ya han cargado en el supermercado, así que les toca también reunión, y ellos cambian el polígono por la plaza. Les echaré un vistazo las dos primeras horas. Luego seguro que no sabré si tengo hijos.

Mi suegra compró un jamón y yo tengo preparado el carrito para darle un buen paseo por el Real.

Este capítulo va dedicado a mis gitanas borrachas, encaramadas a los caballos y que no se pierden una.

 

 

Capítulo V. Mientras media España arde, la otra media se divierte