En ese momento supe que mi vida empezaba a ser otra. Una nueva y fresca juventud con la intensidad suficiente como para dejarme nueva.
Atrás quedo el rencor y la monotonía eclipsada por una nueva ilusión. La misma que hace que me levante todos los días con una gran sonrisa. ¿Amor prohibido? ¿Impuro o verdadero?, el mismo que estallo en un solo instante, para refrescar mi vida. Las trompetas del cielo anuncian tu llegada, estoy con el corazón ardiente, para darte un abrazo y hacerte mío una vez más.
Gracias a la torcedura y al dolor de amores pasados, nació uno nuevo, que cicatriza con cada beso las heridas y recortará los bonitos cuernos que sembraron en mi cabeza.
Con el alma preparada y un camisón en la maleta, emprenderé un largo viaje a través de tu mirada para que nunca camine sola.
Enamorada como la burra del tío Damián se despide kuka
¡Feliz san Valentín!