Y digo yo, dentro de mis posibilidades, ¿voy a dejar de amar, de reír o de luchar por lo que realmente importa? Pues no.
Cada mañana al levantarme una canción alegre inunda mi alma.
Un beso, caricias y un jugueteo inocente, me quitan el mal humor.
Un soplo de aire fresco me da en la cara recordándome, que estoy viva, ahora más que nunca, pues si mi cuenta del banco anda escasa, de lo principal y esencial para vivir, no falta.
Si el dinero es importante y el trabajo es dignidad absoluta.
Pero el amor es necesario, para compensar los pequeños baches de la vida y seguir tirando.
Lo mejor de todo que lo que más me hace grande y fuerte, no cuesta dinero.
Preparándome para no votar aquellos que no les importó ni un bledo, salvemos a las ballenas.
Kuka