Mi querido Madrid se ha teñido este fin de semana de Arco Iris, mi querida Cibeles, que lo mismo vale para un roto que para un descosido, colorines reivindicadores de la igualdad y la libertad sexual, a golpe de hoteles llenos. Claro que donde está la pasta y la caja llena, están todos los derechos concedidos. Aunque me levante por la mañana con la amenaza de que me van a cortar el cuello, por infiel y casquivana, y si se da el caso que me lo corten, pues jamás serviría a un ejército de locos con barbas y piojos en las entrañas.
Mientras tanto, a golpe de selfies, paloselfies y culoselfies, la sociedad sigue adormecida, hiperconectada y más desinformada que nunca, viviendo a costa de un Me gusta, vendiendo una vida ideal de fotos llenas y corazones vacíos. Los buitres carroñeros harán lo propio cuando llegue el momento.