jueves. 18.04.2024
LEJOS DEL KM 200

Anaís Álvarez: “Lo que más define mi rutina es el esfuerzo prácticamente continuo por entender y hacerme entender”

En esta ocasión nos trasladamos hasta Hildesheim, una ciudad situada al sur del estado federado de Baja Sajonia (Alemania), para conocer la historia de Anaís Álvarez Nieves, una joven valdepeñera que, como muchos otros, se encuentra lejos del Km 200. Anaís, estudiante de Traducción e Interpretación, se encuentra en Alemania disfrutando de su Eramus y conociendo no solo el idioma sino también, como ella misma asegura, “la cultura, las costumbres, la forma de vida y gente de todas las partes del mundo”.

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Anaís Álvarez Nieves

¿Qué te llevó a dejar de vivir en Valdepeñas?

La razón principal fue la universidad. Después de bachillerato, quería seguir con mis estudios y tenía muy claro que quería estudiar el grado de Traducción e Interpretación, que no está en la UNED. Así que pasé el primer año de carrera estudiando en Granada, y allí me dieron la posibilidad de pasar mi segundo año en el extranjero.

¿En qué ciudad resides actualmente y por qué la elegiste?

La ciudad se llama Hildesheim. No es una ciudad muy conocida. Está a unos veinte minutos de Hannover. Para ser sinceros, no era mi primera opción a la hora de elegir destino; cuando buscas plaza, tienes que dar una lista de hasta 10 posibles ciudades, y luego te conceden una. Yo estaba decidida a aprender alemán, así que prácticamente toda mi lista se componía de ciudades en Alemania. La verdad es que me daba igual el lugar mientras fuera en ese país. Hildesheim estaba entre las candidatas por el programa de traducción que ofrece su universidad y tiene asignaturas que puedo convalidar en Granada. Un hecho que me terminó de convencer sobre esta universidad fue que a los estudiantes se les da una tarjeta con la que pueden usar los autobuses urbanos así como viajar en tren por toda la región de Baja Sajonia, ambas de forma gratuita. Mi querida tarjeta me ha dado la oportunidad de viajar a otras ciudades como Bremen, Hamburgo, Goslar, Hannover… y muchas otras que tengo pendiente.

¿Qué te animó a pedir la beca Erasmus?

Desde que tengo memoria me han gustado los idiomas y he querido ver mundo. No sé en qué momento me enteré de la existencia de este programa, pero sí sé que dije que lo haría y lo estoy cumpliendo. La beca Erasmus me daba la oportunidad de aprender de la forma más efectiva, en mi opinión, un idioma tan complicado, y que tanto me gusta, como es el alemán. Y ya no se trata solo del idioma, sino de conocer la cultura, las costumbres, la forma de vida y de conocer gente de todas las partes del mundo. Es una oportunidad que no se puede rechazar.

¿Crees que la ciudad donde has ido fue una buena elección?

Absolutamente. No me arrepiento para nada de estar en una ciudad con tanto encanto. No quería irme a una gran ciudad, y en Hildesheim hay de todo e incluso se organizan muchas actividades para Erasmus, como una excursión en noviembre a Praga. El tiempo es la peor parte, no he pasado más frío en la vida, aunque me imagino que eso pasa en toda Alemania.

¿A qué te dedicas en tu nuevo lugar de residencia?

Mi día a día es el de cualquier estudiante: voy a clase, me entero mejor o peor, hago trabajos, estudio para los exámenes…, lo típico. Aunque sí es cierto que tengo mucho más tiempo libre que en años anteriores, un tiempo que invierto en otras actividades, como salir, viajar… Pero lo que más define mi rutina es el esfuerzo prácticamente continuo por entender y hacerme entender, así como un intercambio cultural muy grande entre todos los Erasmus.

¿Qué tal te manejas con el idioma?

Aunque parezca mentira, depende del día. Hay días que estoy saturada y soy incapaz de hacer dos frases seguidas en alemán, lo cual es muy frustrante, y hay otros que me sale de forma “fluida”. Esos días me siento súper orgullosa de mí misma. He dado pasos muy grandes, por ejemplo empezar a leer libros no adaptados en alemán. Desde octubre he mejorado bastante, pero sé que aún me queda muchísimo por aprender, no solo este año, sino también cuando vuelva a España.

¿Son muy diferentes los ciudadanos de allí a los españoles?

Se pueden percibir ciertas diferencias, claro, pero en lo esencial somos iguales. Es lógico encontrar diferencias y siempre hay choques culturales, por ejemplo con los horarios de comida: comparto cocina con cuatro alemanes y, bueno, ahora ya se han acostumbrado a verme comer a las 2 y media de la tarde, pero los primeros días me miraban raro. En España existe el tópico de que los alemanes son distantes y fríos pero no es así. Son, según mi experiencia, bastante abiertos, están dispuestos a echar una mano a los extranjeros, y también son igual de fiesteros, o más, que los españoles.

¿Cuál es tu rincón preferido de la ciudad?

Yo diría que mi habitación. La razón es que vivo en un noveno piso en una zona donde no hay otros edificios altos, de tal manera que desde mi ventana tengo unas vistas espectaculares. Puedo ver gran parte de la ciudad, la universidad, la torre de la iglesia, incluso alguna vez he visto un globo aerostático volando por los alrededores. Las veces que el cielo está despejado, disfruto de los atardeceres más bonitos que he visto.

Anaís Álvarez Nieves (3) (Copiar)¿Qué es lo que más echas de menos de Valdepeñas?

Sobre todo a mis padres y mis amigos; al fin y al cabo es lo más duro de estar lejos de casa, que te distancias de todas las personas a las que quieres. Además, siempre tengo la espinita de Valdepeñas clavada, ya que he tenido que exponer varias veces sobre mi ciudad  e incluso enseñar fotos. Medio Hildesheim ha visto la calle de las Escuelas cubierta de paraguas de colores.

¿Qué piensa tu familia de tenerte tan lejos? Imagino que es muy complicado que vengas de visita o que vayan ellos a visitarte allí.

De momento mis padres no parece que lo lleven muy mal porque cuando llegué por primera vez en octubre, ellos me acompañaron y se quedaron muy tranquilos al ver que vivía en una zona muy segura, al conocer a mis compañeros de piso y al dejarme allí instalada. Además, volví en Navidad durante tres semanas, por lo que no estuvimos tanto tiempo sin vernos. El problema viene ahora, puesto que no volveré hasta julio. Les gustaría venir a visitarme, pero claro, es mucho dinero, así que nos conformamos con sesiones de interrogatorios y de consejos para abrigarme vía Skype.

¿Tienes pensado regresar a Valdepeñas?

Durante las vacaciones de verano y con muchas ganas. Al fin y al cabo es mi ciudad, donde siempre he estado y donde tengo a las personas que más me importan. Aunque luego tendré que ir de vuelta a Granada.

Por último, ¿por qué crees que cada vez más jóvenes deciden irse al extranjero?

Está claro que muchísimos jóvenes se van empujados por la falta de trabajo y con la esperanza de encontrarlo en el extranjero. Pero también hay muchos jóvenes que, como yo, solo buscan nuevas experiencias, conocer y apreciar nuevas culturas o, simplemente, profundizar en un idioma. Yo no creo que esta escapada sea algo negativo (como muchas veces lo pintan en las noticias), porque la mayoría, antes o después, acaban volviendo siendo mucho más sabios. Es más, si tuviera la ocasión de repetir, no me lo pensaría y me iría otro año a estudiar al extranjero. 

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