martes. 21.05.2024

Los términos TGD (Trastornos Generalizados del Desarrollo) y TEA (Trastornos del Espectro Autista) se refieren a un amplio abanico de trastornos neuroevolutivos que comparten una serie de alteraciones a nivel comunicativo, social y de la capacidad de imaginación y simbolización.

La propuesta por la APA (Asociación de Psiquiatría Americana) en el Manual de diagnóstico Estadístico dice que el Autismo entra dentro del los Trastornos Generalizados del Desarrollo y los describe como:

“desarrollo de la interacción social y de la comunicación anormales y un repertorio muy restringido de actividades e intereses”.

Una vez encuadrado y definido el término, podemos empezar a hablar de qué pasa en el autismo. Los trastornos del espectro autista pueden presentarse con diferentes grados de alteración; desde la más leve afectación de los síntomas a la más profunda; asociadas a discapacidad intelectual o alto grado de inteligencia; podríamos considerar que hay una amplia variedad de trastornos, definidos por un contínuo, en el que la afectación y asociación con otras problemáticas, describen a la persona afectada que tenemos con nosotros. Este contínuo es el que define los TEA. Las Dimensiones que  conforman el eje central del contínuo del Espectro Autista  son:

- La Relación Social 
- La Comunicación y el Lenguaje
- La Anticipación, Ficción, Imaginación y Simbolización.

Sus diferentes manifestaciones combinadas y en determinada intensidad formarían los distintos tipos de diagnóstico.

Permitidme sacar una foto, tratar de acercar una imagen. Los  niños con autismo tienen dificultad para establecer comunicación con las personas de su alrededor; esto puede observarse desde que es bebé: no muestra interés por las personas, parece que no escucha; no atiende a su nombre; tiende a no mirar a los ojos.

Podríamos decir que no tienen interés en las personas. Tienden a ser repetitivos: le gustan las mismas películas, las mismas rutinas. No le gustan los cambios, las sorpresas o novedades. De hecho les enfadan y pueden ser motivo de grandes rabietas.

Hay una dificultad en la anticipación, por lo que los entornos desestructurados les causan mucho malestar.

No tenemos la sensación de compartir el tiempo con él o ella. Parecen inaccesibles.

No suelen presentar lenguaje, y si lo tienen, es ecolálico (repetición de sílabas o palabras) y poco funcional. Tienden a “obsesionarse” por algunos temas, y en casos de inteligencia alta, pueden ser realmente expertos en la materia, pero encuentran dificultades para establecer otro tipo de conversaciones.

Imaginar, simbolizar, las bromas, son barreras con las que nos encontramos al interaccionar con ellos y ellas.

Ciertamente, nos encontramos con personas que tienen serias dificultades para interaccionar con su entorno, y que precisan de apoyos y de una atención profesional cualificada.

Hasta el momento, se ha demostrado que la intervención más eficaz es la intervención educativa, en entornos estructurados, que trabajan las dificultades específicas que presentan las personas con autismo. Podemos encontrar variadas intervenciones que pueden ser complementarias, como la musicoterapia, la terapia asistida con animales, los masajes, complementando o abordando siempre en coordinación con un profesional cualificado, la casuística autista. El asesoramiento profesional, y el apoyo tanto a las personas con autismo como a sus familiares, es muy importante.

Como importantes son las familias. Son una parte fundamental en el abordaje de la problemática autista, y es gracias a ellos, a su involucración, que estas personas pueden desarrollarse en la medida de sus posibilidades. 

¿Qué es el Autismo?