jueves. 28.03.2024

Especialista en psicoterapia infantojuvenil, psicología perinatal y experta en autismo, lleva más de 10 años ejerciendo una profesión que le gusta y le llena. Por ello ha abierto Vínculos un centro donde con su trabajo, acompaña a las personas en la resolución de sus dificultades a lo largo de su proceso vital. 

¿Qué es Vínculos?

Es un gabinete de psicología en el que trabajamos con las personas que se encuentran con dificultades en su vida que sienten que no pueden manejar. Está especializado en psicoterapia infanto- juvenil, psicología perinatal y en autismo. Se llama así porque los vínculos de cuidado, afecto y protección que tenemos desde pequeños permanecen en nosotros y "reaparecen" en las relaciones que establecemos a lo largo de nuestra vida. Las personas vivimos en sociedad, y trabajamos con esto; con lo que nos pasa en la relación con los otros. Contamos con diferentes colaboradores, y colaboramos con diferentes asociaciones y centros. Vínculos supone apostar por un sueño. Mi sueño.

¿Qué es la psicología perinatal?

Es la rama de la psicología que aborda los cambios emocionales y psicológicos que tienen lugar en la maternidad, desde que planeamos tener un hijo, hasta su crianza, abarcando la concepción, el embarazo, el parto, el postparto. Hay una matrona que Colabora en el Gabinete en esta área.

¿Qué es la depresión postparto?

Es un tipo específico de depresión que ocurre dentro de los primeros meses después del parto. Está causada por los cambios químicos y hormonales que se dan tras el embarazo, y la mujer no lo puedo controlar. A esto se suma que la mujer se encuentra es una situación nueva, más vulnerable y todo le puede afectar más.

¿Qué tipo de terapias ofreces?

Además de estudiar psicología en la universidad, con formación cognitivo conductual, me he formado en psicodrama y técnicas gestálticas, especializándome en niños y jóvenes, en psicodiagnóstico y en la intervención en trastornos del espectro autista. Trabajo de forma integradora, centrada en el paciente, utilizando las técnicas más adecuadas a la persona y a su demanda. Es decir, las técnicas son, de alguna manera, parte de la caja de herramientas con las que trabajo. Lo importante es la vivencia de sufrimiento y los recursos que tiene la persona que acude a consulta.

¿Qué es el psicodrama?

El psicodrama, como dice Moreno, su fundador, es un método para profundizar el conocimiento del alma a través de la acción. Dalmiro Bustos lo define como la ciencia de las relaciones interpersonales.  Trabajas desde la acción, desde lo superficial a lo profundo, teniendo en todo momento en cuenta a la persona con la que trabajas, porque no se trata de buscar finales felices, sino de poder comprender qué nos ata, que nos mantiene bloqueados no permitiéndonos resolver, avanzar; en resumen, protagonizar nuestra vida. El paciente es quién marca donde está su tiempo, que necesita. El terapeuta es un facilitador, que acompaña en el proceso.

Y con los niños ¿cómo trabajas?

Los niños están en modo emocional de forma permanente, no como los adultos que nos olvidamos de esa parte y operamos más en modo racional. Además, todo niño viene acompañado de sus papás. Cuando los padres acuden a consulta por un problema que tiene el niño, la demanda que plantean los adultos puede que no tenga que ver con la del niño. La dificultad puede estar en el niño, o en la crianza, o en la dificultad para hacer frente a determinadas situaciones. Por eso siempre que trabajo con el niño lo hago con los papas y con su entorno: el colegio, el orientador, su médico. También trabajamos con discapacidad, de hecho colaboro con la asociación A-Down. En el trabajo con trastornos de la comunicación y autismo colabora conmigo una profesional experta en logopedia y trastornos del desarrollo.

¿Qué diferencia hay entre psiquiatría y psicología?

La diferencia fundamental es que el psiquiatra no está suficientemente formado para utilizar los tratamientos psicológicos ni los instrumentos diagnósticos desarrollados por la investigación psicológica, ni el psicólogo tiene la habilitación legal ni la formación necesaria para hacer uso de medicación. Tanto el psicólogo como el psiquiatra, se encuentran capacitados para el diagnóstico y el establecimiento de estrategias terapéuticas, la más conveniente en cada caso, por lo que es necesaria la cooperación desde el reconocimiento de ambos profesionales.

En época de crisis la gente acude más al psicólogo

Sí y no. Se acude más, pero hay menos continuidad. Cuesta comprometerse, sobre todo por el argumento económico. Pero hay que entender que la psicoterapia es una inversión de futuro, porque trabajas aspectos que van a acompañarte a lo largo de toda tu vida. En época de crisis sí que hay un repunte de algunas sintomatologías como ansiedad, estrés, o depresión, que son las dificultades más demandadas.

¿Qué opinión te merecen las nuevas terapias que están surgiendo relacionadas con la meditación?

Vaya por delante que cada persona puede elegir donde se acerca a solicitar ayuda. Pero hay que tener en cuenta que un psicoterapeuta es un profesional de la salud, psicólogo o médico, que se ha formado específicamente en una institución reconocida, con una formación completa que permite una competencia profesional teórico-práctica. La meditación, musicoterapia, masaje, reiki… pueden verse como terapias complementarias.

Creo que otra de las diferencias fundamentales entre la psicoterapia y las nuevas terapias a las que te refieres, está en el compromiso que tú estableces. Por ejemplo, una persona puede ir a sesiones sueltas de Reiki pero en una psicoterapia hay que establecer un compromiso de trabajo. Abordar una dificultad y trabajar con ella, lleva tiempo. Es por eso, por lo que creo que triunfan estas terapias alternativas porque no se establece un compromiso y son más de consumo rápido. Yo a veces recomiendo a mis pacientes complementar el trabajo psicológico con otras actividades, por ejemplo el yoga, que tiene más que ver con un cuidado físico y mental, y que ayuda mucho por ejemplo en el control de la ansiedad. O que busquen actividades que les aporten algo positivo. Pero como complemento. En psicología se trabaja con tus relaciones, tus vivencias, como has ido construyendo tu persona y tu identidad.

¿Cuántos años llevas ejerciendo como psicóloga?

Más de 10 años. Además he tenido la suerte de trabajar en diferentes áreas como adultos con discapacidad, adolescentes en riesgo y exclusión, mamás adolescentes, familias con niños con dificultades, colegios específicos… Además de mi trabajo personal y mi propio proceso de maternidad. Se aprende cada día mucho, de las experiencias y de los pacientes.

Cuándo te viene un niño con problemas duros o graves, ¿Cómo lo soportas tú que eres madre y una persona sensible?

Para trabajar, por ponerte un símil, hay que ponerse el traje de terapeuta y cuando estás en sesión eres eso: terapeuta. No eres amiga, vecina, madre… Lo personal es una herramienta de trabajo, pero no puedes dejarte llevar por la historia, la pena… sobre todo porque entonces te estás perdiendo algo. Cada persona tiene su vivencia y sus circunstancias, y nosotros estamos ahí para comprender qué ha ocurrido, o por qué se maneja de una forma determinada. Todo terapeuta tiene que hacer un trabajo personal previo. Para poder separar lo propio de lo del paciente.

¿La mente es muy compleja?

El cerebro es muy complejo. A día de hoy nos damos cuenta que sabemos una ínfima parte del todo, todavía no lo entendemos. Es la “máquina” más perfecta del mundo. Punset es un gran divulgador de la neurociencia y es una persona que tiene una forma muy bonita de contar cosas que son muy complejas. Lo emocional tiene un peso tremendo y la ciencia avanza ahora en este aspecto en la investigación y en la divulgación, otorgándole la importancia que merece en la comprensión de las personas.

¿Tiene que haber un límite a la hora de educar a los hijos?

Cada familia pone sus normas y sus límites y cada una de ellas es diferente. El límite y la norma pueden coincidir, pero no son lo mismo. Las normas son las reglas del juego. Lo que se puede y no se puede hacer. Los límites son mecanismos de contención; explicar a los hijos las consecuencias de los actos que llevan a cabo. Desde pequeñitos hay que establecer límites y normas, y conforme los hijos van creciendo, esos límites y normas se van reduciendo, dando paso a la negociación. Un niño de un año está experimentando constantemente; por ejemplo, puede meter los dedos en un enchufe y que le de un calambrazo terrible. Poner un límite es decirle que no meta los dedos en el enchufe porque te vas a hacer daño y no esperar a que ocurra y decirle “te lo dije”. Estás poniendo un límite para preservar su integridad. Con un adolescente hay menos límites, porque ya tiene una experiencia, y para fomentar su autonomía tendremos que negociar.

Vínculos está en Valdepeñas, en la calle Seis de Junio, 64, 1º B. Teléfono 636 45 89 48.

Email: psicobego@live.com. web: www.vinculos-psicoterapia.com

 

 

 

 

 

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