La realidad es que después de estas fiestas el número de personas que acuden a los centros hospitalarios aquejados de un mayor peso y otros problemas como pueden ser el aumento del colesterol y glucosa en sangre, subidas de tensión… aumenta considerablemente.
La pregunta sería: ¿Podemos celebrar una Navidad sin excesos y sin que nos pase factura?
Como especialista en nutrición y alimentación debo recordar que es muy importante estar mentalizado y seguir en la medida de lo posible las pautas que durante el resto del año mantenemos.
A pesar de ser días especiales, realizar nuestras 5-6 comidas al día debe ser indispensable y dejar esos días de exceso y abuso sólo para los más señalados. Es bueno recordar que no debemos sustituir la fruta por los tan ricos y temidos a la vez dulces navideños: mazapanes, bombones, turrones… Estos productos son altamente calóricos y energéticos (por su alto contenido en azúcares y grasas) y su consumo de forma regular durante tantos días desencadena problemas como los citados anteriormente.
También es importante recordar que no es necesario llenar la mesa de un número de platos incontrolado que nos harán comer más simplemente porque están a la vista. Ni en comidas y por supuesto en cenas, comida del día que realizamos de una manera mucho más ligera y que debemos mantener con el firme propósito de no levantarnos al día siguiente hinchados, con pesadez estomacal o retención de líquidos.
En cuanto a bebidas, el consumo de alcohol, tanto vino o cerveza, como otros licores de mayor graduación deben ser controlados y consumidos con moderación ya que también nos aportan más calorías de las necesarias además de otros efectos. Un vino comiendo puede ser saludable, una botella… deja de serlo.
Sin olvidarnos de la práctica de ejercicio físico, ya que a pesar de todos nuestros esfuerzos serán días más descontrolados. 30-45 minutos al día nos ayudarán a disfrutar estos días con menos consecuencias sobre nuestra salud.
