Incluso los hombres se apuntan a estas formas de tener el vello bajo control, pero, ¿qué diferencia hay entre una y otra?: “La palabra Fotodepilación, acuñada hace unos años, significa depilación mediante luz; con lo cual, debería referirse a las dos clases de tratamientos existentes: láser y luz pulsada. Sin embargo, ha terminado popularizándose el término de Fotodepilación para denominar a la luz pulsada y diferenciarla del láser”.
Otra diferencia entre ambas está en la luz usada. La luz pulsada es una luz dispersa, versátil y cuyo principal inconveniente es que puede causar más quemaduras e irritaciones, en cambio, el láser es un haz de luz definido, mucho más preciso y es más difícil que produzca daños.
Las clínicas de Medicina Estética utilizan láseres más potentes y de más calidad
Cuando hablamos de dónde deberíamos depilarnos con estas técnicas solo hace falta darse un paseo por los centenares de centros no médicos que ofertan la depilación definitiva, algo irreal, ya que deberíamos hablar siempre de “depilación permanente” nunca definitiva. El láser utilizado en estos centros no tiene nada que ver con el que se utiliza en las clínicas. Estos son más potentes y de mayor calidad con lo que hacen falta menos sesiones.
Los láseres de baja potencia son ineficaces, lógicamente el tratamiento resulta mucho más barato pero no elimina de forma permanente el pelo. Para ser resolutivos han de ser de alta potencia y, por esa misma razón, deberían ser utilizados por un médico ya que éste podrá resolver un efecto secundario si se produce.
De cualquier modo, esta práctica no parece estar lo suficientemente regulada y los médicos han decidido llamar la tención sobre el asunto.
Existe una normativa de la Comisión Europea que clasifica la tecnología láser en cuatro tipos en función de su potencia y su capacidad para producir daño en la piel y los ojos. Entre 3B y 4 (la que se utiliza para la depilación permanente), solo puede manejarla personal médico o personal bajo supervisión médica.
En la práctica diaria, la realidad es diferente. A la hora de comercializar estos aparatos, los fabricantes se los pueden vender a cualquier persona, lo que complica el cumplimiento de la normativa. El problema es que la depilación láser que no se realiza ni siquiera con la supervisión de un médico tiene lugar en centros que no controla Sanidad. Lo ideal sería que sólo se pudieran vender a los médicos, como ocurre en Estados Unidos.
En centros no médicos no pueden tratarse manchas, es un riesgo, ya que si no han sido diagnosticadas puede afectarles la luz del láser y convertirse en un melanoma. Otro tratamiento que no puede intentar curarse fuera de una consulta médica es el acné, patología muy compleja en la actualidad que, además, tiene tratamientos médicos mucho más efectivos y baratos que el láser.
Consejos para una depilación láser segura
1. Realizar un historial clínico del paciente para prever reacciones adversas.
2. Analizar el tipo de pelo piel del paciente.
3. El paciente debe estar informado sobre la técnica que se va a utilizar, ya que existen distintos tipos de láseres.
4. El paciente debe dar su consentimiento informado por escrito y autorizar la depilación.
5. Debe constar en la historia clínica del paciente los fármacos que toma o si sigue algún tratamiento.
6. Abstenerse de tomar el sol un mes antes del tratamiento, ay que la aplicación del láser en pieles bronceadas puede producir quemaduras.
7. La depilación está absolutamente contraindicada en pacientes con fiebre o infección aguada, así como en aquellos tratados con ácido 13-cis-retinoico o con fármacos fotosensibles.
8. Se deben tomar precauciones especiales con pacientes herpes recurrente, en personas de razas negras o muy oscuras y mujeres embarazadas o en situación de lactancia.
9. Hay que evitar aplicar el láser accidentalmente en los ojos; estos deben cubrirse con gafas especiales.
10. Para elegir un profesional adecuado, hay que consultar con sociedades médicas como la Sociedad Española de Láser Médico Quirúrgico (SELMQ) y la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME).
