viernes. 19.04.2024

Esta situación ha propiciado que la mujer sufra situaciones de malos tratos en todos los niveles: verbal, psicológico, fisico, económico, social... Ese maltrato, esa violencia ejercida contra la mujer, por el mero hecho de serlo, propicia situaciones de abuso que no hacen sino mantener un esquema machista donde la figura del hombre está asociada al control, al poder. A la mujer no le queda más espacio que la obediencia y el sometimiento. Y este sometimiento, no se consigue solo por medio de la violencia física. Es la violencia psicológica, el maltrato verbal aquel que es más dañino y que siempre acompaña al resto de violencias que se ejercen contra la mujer. La humillación, el desprecio, el ridículo, el insulto. El aislamiento, el control social y económico. La manipulación. El sometimiento. A los propios temores. Aquellos que le corresponden al que ejerce la violencia, como mecanismo de control, como signo de poder.

La violencia genera adicción. Crea una falsa imagen de poder, que ayuda a que la persona que maltrata perpetúe su comportamiento. No busca alternativas. Es más, recurre a la misma como único medio de perpetuar la relación. Como único medio de control.

La mujer es por tanto, la persona más desfavorecida en este relación, y es la víctima más inmediata, la más perjudicada. Pero no el único problema a solucionar en este esquema reinante.

No podemos olvidarnos del hombre que ejerce la violencia. Los varones tienen que ser conscientes de sus dificultades, y han de trabajar sobre las mismas. No solo tiene que haber una consecuencia penal, por los delitos cometidos, sino una reeducación, un tratamiento, por el que tengan la opción de poder comprender la situación en la que se han instalado. Un seguimiento, en el que poder valorar su implicación, su proceso de cambio, y su peligrosidad.

Se interviene con la mujer, en primera instancia, ayudándole a salir de esta situación. Muchas veces por el peligro que corre su integridad física. Y se trabaja con ella más allá, en áreas como la autoestima, mermada por la relación de maltrato psicológico en la que ha estado sumergida. Trabajar por su empoderamiento, reeducando y reflexionando acerca de su persona, de la relación, su evolución y actual situación. Pero no podemos olvidarnos del otro miembro de la relación. Del maltratador. De su reeducación. Porque las relaciones son cosa de dos. Y sus dificultades, sus temores, todo aquello que se ha expresado a través de conductas violentas, tienen que encontrar un nuevo camino, uno que no someta a su compañera de viaje; que no la maltrate. Que no la mate.

Todo empieza de forma casi imperceptible, insidiosa, con pequeños detalles. Y es ahí donde tenemos que estar alerta, empezar a darnos cuenta. Después, todo se precipita, crece, se mantiene. Surge el ciclo de la violencia, las explosiones seguidas de calma, la acumulación de tensión posterior, llegando a una nueva explosión que será cada vez más violenta. Física y verbalmente. Llegará el miedo. La indecisión. El amor contra el odio. La confusión. Miremos más allá. Eduquemos en igualdad. Está en mano de todos y cada uno de nosotros, en pequeños detalles, en pequeñas decisiones. Porque todo empieza en lo pequeño. Y puede que llegue un día, en el que no tengamos que celebrar ni conmemorar este día.

 

Día contra la Violencia de Género: "Ni sumisa, ni devota; te quiero libre, linda y loca"