sábado. 20.04.2024

Lo primero en tener en cuenta es que  los pies de los niños son en mayor o menor medida distintos el uno del otro, resulta lógico por tanto probar los zapatos en ambos pies, con el niño de pie y con el calzado bien puesto y ajustado, con un tipo de calcetín de características similares al que se utilizará habitualmente.

Otra técnica que se puede utilizar, y que podemos enfocar en forma de juego para que resulte más ameno al niño es dibujar sobre una hoja la silueta del pie cuando el niño está de pie y descalzo. La silueta resultante la compararemos con la suela. La podemos recortar y meterla dentro del zapato, de forma que si el papel se arruga en los bordes o se arruga, nos indicara que la forma del calzado o su talla no es la adecuada para el niño. Si podemos sacar la plantilla, compararemos la silueta de papel o el pie de forma directa.

Para comprobar el largo del calzado localizaremos el pulgar o el dedo más largo del niño que a veces puede ser el segundo dedo según la “fórmula digital” del pie. Esto es muy importante para evitar deformidades de los dedos, ya no en la edad adulta, sino también en edades tempranas. Se debe mantener unos 15 mm de distancia entre los dedos y la puntera para los niños más mayores. Si le resulta difícil encontrar el dedo, empuje el pie hacia delante dentro del zapato y mire la holgura en la trasera. Si observa que el talón se sale al andar, vuelva a atar el calzado y pruebe de nuevo.

Con el pie situado hacia delante, los dedos no deben tocar la parte de arriba de la puntera. Como indica la figura 3 de la imagen.

Respecto al ancho del calzado, debe asegurarse que la zona más ancha del pie coincide con la parte más ancha del zapato, (figura 1), para no crear zonas de conflicto de espacio entre dedos, que puedan provocar daños. Encuentre el dedo pequeño para que  no sea oprimido sobre su compañero, el cuarto. (figura 2)

El zapato debe calzarse sin ayuda de un calzador. Con el pie empujando hacia delante en el zapato, debemos permitir que exista hueco en el talón que permita deslizar un lápiz o un dedo (figura 4) para respetar el crecimiento del talón.

A continuación describiremos algunos signos para conocer si se deben cambiar los zapatos:

- Se ha deformado claramente los zapatos en las zonas de talón, zona de flexión, desgaste de suela, zona de los dedos...

- En la piel del pie aparecen áreas enrojecidas y de irritación, ampollas, rozaduras etc.

- La parte más ancha del pie o la parte alta de los dedos se comprime con la parte superior del calzado.

Seleccione con tiempo y sumo cuidado el calzado para los más pequeños de la casa. Deténgase en preguntarle como los siente y en verlo caminar con ellos, para detectar posibles cambios en su forma habitual de andar.

 

Elija bien la talla del calzado para los niños