viernes. 26.04.2024
MODA Y SALUD

Hacer pis de pie

Un clásico de los monólogos de humor es “por qué las mujeres van juntas al baño” y, algunas sobremesas se salvan, en la zona de las mujeres, con risas cargadas de anécdotas vividas sobre “lo de ir al baño”. La actividad de hacer pis en las mujeres sigue despertando sonrisas cómplices, guiños,… Aun cuando hablamos personas adultas. Digo “aun” porque se nos pone la sonrisa cándida cuando los niños hacen chiste de “culo”, “pedo” o “pis” y, sin embargo, no es algo que los adultos tengamos superado.

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Ilustración: M.A.Domínguez

¡Hago un descubrimiento! Una amiga me muestra lo que tiene en la mano que, a primera vista, me parecía el tacón del zapato. “Es para que las mujeres podamos hacer pis de pie”. A la primera me parece un invento genial pero no sé si para todos los públicos. Para más detalles se puede ver en la página web del producto go-girl.com. Pero es una forma de silicona que se adapta a la vulva que permite orinar de pie al terminar en un agujerito que, al ser flexible, permitiría orientarlo y evitar las salpicaduras.

Sus usos, según pone en el envoltorio, es para deportes, conciertos, montaña, camping,… En fin, todos esos sitios donde o no hay un sanitario, o los que hay  cumplen las condiciones necesarias para llamarse cualquier cosa menos sanitario.

De seguido viene la conversación en la que otra mujer indica que hacer pis de pie es un verdadero alivio. “No te envidio el pene, envidio poder hacer pis de pie”. Los tíos se la sacan en cualquier sitio y a hacer pis. En el autobús cuando íbamos de viaje se paró para que la gente pudiera orinar, todos los hombres se pusieron a dos metros del autobús y de espaldas se pusieron a mear. Las mujeres, hacia el otro lado del autobús se tenían que buscar algún sitio detrás de un arbusto a treinta metros de donde estaba el autobús para bajarse los pantalones, las bragas y agacharse, procurando que no haya nadie que esté mirando el culo que queda al aire. Además la disposición de la uretra y labios, varía de una mujer a otra y puede variar para cada una dependiendo del momento. Eso hace que la dirección de la orina pueda ir hacia arriba, un lado o escurrir hacia el ano.

En esta conversación aparecían dos datos curiosos: la cantidad de metros que alguien se aleja para orinar depende de su sexo y, la cantidad de metros que hay entre cada sexo para orinar. Los hombres estarían más cerca entre sí de lo que se sitúan las mujeres entre ellas. Esto me hizo pensar en otras dos situaciones que unían el acto de orinar y la sexualidad.

En hombres mayores que consultan por problemas de erección, no es raro encontrar que, además de su consulta por fallo en la ejecución erótica, suele conllevar descontento por la falta de fuerza del chorro de la orina. En algunos casos, es una opinión, puede que se esconda una cosa debajo de la otra. Sin que tenga que estar relacionado, el hombre sí asocia un resultado con otro: potencia del chorro de orina y potencia sexual. Y consulta al médico por el tema de la orina esperando solucionar uno sin tener que expresar lo otro.

La otra situación son los casos de intersexualidad. En la evaluación de un varón que se encuentra atrapado en un cuerpo de mujer, uno de los criterios para discriminar este tipo de situaciones es el desagrado que muestra la persona por tener que hacer pis sentado.

Y es que orinar de pie es una característica tan masculina como llevar bigote. El acto de orinar parece un reflejo de la sexualidad que viven de tan distinta manera hombres y mujeres. El pene está visible y tiene que ser mostrado en público. La vulva, como la sexualidad en la mujer, tiene que ser escondida.

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Ilustración: M.A.Domínguez

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