sábado. 20.04.2024

Tiene todo aquello que necesitamos como personas:

Movimiento; Los bebés son los que más saben de eso. A través del movimiento, conocen su cuerpo, su entorno, sus posibilidades… Los adultos no aprendemos tanto a través de lo motor (no tanto como los bebés -para ellos es su base de aprendizaje),  pero sí conocemos más acerca de nosotros mismos.

Socialización. Sí, los humanos somos animales sociales. Crecemos en relación con los demás. Y jugando aprendemos a trabar relaciones con los otros.

Emociones. Nuestro equilibrio emocional se basa en nuestra confianza, y jugar nos permite vivenciar, experimentar y aprender desde lo placentero y lo lúdico.

Aprendizaje. Comprender nuestro entorno, desarrollar nuestro pensamiento y adquirir competencias cognitivas (lenguaje, observación, análisis…). Vale, esto es más en los niños, aunque … ¿no aprendes más cuando juegas y te lo pasas bien?

Como veis, el juego es una actividad muy completa. Parece territorio de niños, y no debemos olvidar lo importante que es el juego para los chavales. Es su forma de descubrir el mundo, conocerse como personas e ir adquiriendo habilidades que serán necesarias para su vida adulta; es un espacio donde aprender a desempeñar roles, resolver conflictos, desarrollar la imaginación y el ingenio, descargar impulsos y aprender a regular su comportamiento.

Los niños de hoy en día tienen poco espacio para jugar. La agenda de los pequeños es a veces tan “completa” y ocupada como la de los padres. Podríamos hablar de esas dificultades familiares: conciliación familiar y laboral, rigidez de horarios, sobrecarga laboral… pero a los chavales eso no les importa. Es más; no lo entienden. Ellos solo quieren tiempo para jugar. Y si es con sus papás, MEJOR. Quizá los adultos, ya que tenemos más capacidad (y no nos engañemos, hemos tenido más tiempo para jugar…), en vez de justificarnos, podemos encontrar esos espacios de juego. Prima la CALIDAD sobre la cantidad. Y si no tenemos tiempo para compartir con ellos, procurar que ellos sí dispongan de ese tiempo.

El juego ayuda a los niños a procesar sus aprendizajes y a superar sus dificultades, creciendo más sanos y felices. Y a los adultos, nos ayuda a desconectar, conectarnos con nosotros, y divertirnos. Son todo ventajas, así que no hay muchas excusas…

¡¡A jugar se ha dicho!!

Jugando se entiende la gente