miércoles. 15.05.2024

Vamos a dedicar menos tiempo a los consejos habituales y diarios que toda persona debe realizar para mantener una buena salud del pie; tales como el corte de uñas para evitar las uñas encarnadas, consejos para prevenir ampollas, durezas, callos (helomas), etc.; para centrarnos en las lesiones más características que aparecen normalmente horas después de la procesión en los costaleros, que son los que más sufren un intenso estrés estructural durante la dura actividad que se prolongada durante varias horas. Sí que es importante, como siempre, un corte correcto de las uñas; ya que los costaleros caminan “arrastrando los pies”. Esa forma de caminar no solo produce un roce de la piel contra el calcetín, si no también un choque continuo de la punta del dedo con el calzado que acaba lesionando la uña o provocando que se clave.

Las patologías más comunes que aparecen horas o días después en un costalero suelen ser dolorosas e inflamatorias, sobretodo de estructuras musculotendinosas y ligamentosas. Talalgias, fascitis plantar, metatarsalgias, inflamaciones en el tendón de Aquiles, dolor de rodillas que puede ser causado por una alineación de esto o relacionado con un pie plano o valgo, lumbalgias no solo por el peso si no por los movimientos forzados de cadera como consecuencia de alteraciones en la pisada. Como ya hemos dicho, los costaleros caminan de una manera muy característica que rompe la dinámica y las fases normales de la marcha. El pie se encuentra en un porcentaje casi completo del tiempo en contacto con el suelo. Esto crea variaciones de la normalidad biomecánica, que acompañadas de las alteraciones de base pueden desencadenar en las lesiones nombradas.

Estas lesiones son las más habituales y la mayoría pueden persistir durante meses por ser desencadenada por una alteración biomecánica ya existente previamente. Estas alteraciones provocan el dolor, acompañadas por el sobrepeso que el costalero tiene que soportar en ocasiones durante varias horas, según la duración de la procesión. 

El mejor tratamiento (como dijo Erasmo de Rotterdam: “más vale prevenir que curar”) es la prevención y la detención previa de las alteraciones biomecánicas. Para ello acuda un podólogo para que pueda realizar las exploraciones del pie necesarias, y le aporte una serie de pautas o aplique el tratamiento necesario para protegerse de las lesiones o las mitigue, como pueden ser las plantillas.

A parte de las alteraciones biomecánicas, como desencadenante de las lesiones encontramos al enemigo y amigo de siempre… el calzado. Un calzado inadecuado es uno de los factores más importantes a la hora de generar lesiones en el ámbito que sea. Hay calzado que va a favor de lesiones en base a las características de cada persona y otros que previenen de esas lesiones. Es fundamental saber qué características de calzado es el indicado para cada persona y más aún en actividades tan intensas como la de un costalero.
 
Las características del calzado para los costaleros debe ser transpirable, flexible únicamente en la zona metatarsal, con suela consistente que permita la amortiguación necesaria, debe permitir el deslizamiento sin que falle la adherencia. Por supuesto evitar el calzado tipo balancín ya que provocan inestabilidad. Debe tener una buena sujeción con acordonado o con velcro. Es sumamente recomendable ensayar durante los días previos a las procesiones con el mismo calzado que van a utilizar para estos actos y, en cualquier caso, lo que nunca es conveniente es que estrene calzado el mismo día de la procesión. Y respecto a la talla, hay que tener en cuenta que el pie se hinchará durante la procesión.
 
Es importante acudir a su podólogo para recibir la información y tratamiento pertinente tanto preventivo como, desafortunadamente, un tratamiento para recuperarse de lesiones de pie, que aparecerán en las próximas semanas. No te excedas con tu “penitencia” y no aguantes que tus pies duelan.

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