viernes. 29.03.2024

La vulneración del derecho a la salud es ya un fenómeno global: lo vemos en la situación de las personas refugiadas en campos que no cumplen los mínimos estándares de protección de salud, así como en la población que se ha quedado sin acceso a la sanidad en nuestro país o en los jóvenes que pierden este derecho cuando se marchan a buscar trabajo fuera de nuestras fronteras.

Las políticas de recortes, deterioro, desmantelamiento y privatización de la Sanidad Pública que se han vivido en España especialmente en la última legislatura no son un hecho aislado sino que se corresponden con una gran ofensiva de las multinacionales y los abanderados del neoliberalismo contra los sistemas sanitarios públicos y otros sistemas de protección social.

El advenimiento del TTIP (tratado comercial entre EEUU y la Unión Europea) amenaza con limitar la capacidad de los estados para proteger la salud de sus poblaciones, anteponiendo los derechos empresariales y de libre competencia al derecho a la salud y limitando, por ejemplo, la capacidad de los Estados para negociar precios de medicamentos o revertir procesos de privatización de servicios públicos.

En nuestro país hemos visto como en los últimos años y con la excusa de la crisis económica se han adoptado políticas para debilitar la sanidad pública y favorecer las privatizaciones, ahogándola al reducir su financiación, expulsando a parte de la población del sistema y descuidando aquellos aspectos que más repercusión tienen sobre la población que más lo necesita, como son la salud pública, la atención primaria y los servicios sociales.

En este momento es más necesario que nunca reivindicar y exigir una sanidad que vuelva a la universalidad, con una gestión participativa de la ciudadanía y donde sus  trabajadores y trabajadoras no sean tratados como recursos, sino como valiosos profesionales con capacidad para mejorar los entornos en los que trabajan. Una sanidad pública que sea modelo del país que queremos: inclusiva, de calidad y con capacidad para amortiguar unas desigualdades sociales que cada vez son más acusadas.

Además, la OMS en este día, concede el protagonismo a la diabetes y pone en marcha una campaña para "acrecentar la concienciación respecto del aumento de la diabetes y de sus abrumadoras cargas y consecuencias, e impulsar un conjunto de actividades específicas, eficaces y asequibles para hacer frente a esta enfermedad".

Desde el Área de Sanidad de Podemos queremos hacer hincapié en la importancia de los Determinantes sociales de la salud, como consta en la medida 123 de nuestro programa electoral que dice que la salud ha de ser una cuestión transversal a todas las políticas públicas: empleo, vivienda, alimentación, infraestructuras, educación, justicia, infancia, etc.

En Podemos tenemos la obligación y el compromiso de poner de manifiesto que sin un salario que permita llevar una vida digna, sin una política agroalimentaria que garantice la salubridad del agua y los alimentos, sin un modelo económico sostenible que provea a todos y todas las ciudadanas de la energía necesaria e imprescindible para calentar e iluminar el hogar, sin una educación en valores de solidaridad y sostenibilidad, en definitiva, sin las mínimas condiciones para una vida digna, es imposible mantener niveles adecuados de salud en la ciudadanía.

Por último, en este día mundial de la salud, exigimos una solución humana, solidaria y democrática para los miles de refugiados que se agolpan en Grecia y que están siendo expulsados a un país que no garantiza los Derechos Humanos.

Cambiemos la tendencia y trabajemos no solo por recuperar una sanidad que algún día tuvimos, sino por lograr una visión de salud mucho más ambiciosa e innovadora.

7 de abril: Construir la salud. Defender la Sanidad