sábado. 27.04.2024

Este diferencial de crecimiento es la prueba indiscutible del fracaso de la austeridad, de los recortes, como medida para hacer frente a la crisis.

La consecuencia es doble: por un lado, al tener menos dinero en bolsillo, al caer la renta media, se ha gastado menos y la economía se ha retraído más; pero por otro lado, y aquí está lo grave, se ha contribuido a que el peso de la crisis recaiga en las clases más débiles, aumentando la desigualdad, la pobreza y la precariedad. Es un fenómeno que ha sufrido toda Europa, pero en España con mucha más crudeza, al haber sido los alumnos aventajados de la Sra. Merkel.

Se nos ha vendido para justificar el error, y disimular el beneficio que están teniendo los más poderosos, que ha sido el único camino para atajar la crisis. Es una falsedad total. En una situación mucho más grave, al terminar la Segunda Guerra Mundial, se inició la recuperación de Europa. Y se hizo mediante la solidaridad y la cohesión, estableciendo una economía social en beneficio de los pueblos. En una Europa absolutamente deshecha se puso en marcha la etapa de mayor prosperidad y bienestar social durante todo el resto del siglo XX.

Se impone pues, la urgente necesidad de un pacto a nivel comunitario, para corregir el equivocado camino que se ha elegido. Pero claro, para ello es necesario que nuestro presidente de Gobierno reconozca que las cosas van mal. Si dice todos los días que ya estamos saliendo de la crisis, gracias a las reformas estructurales que nos han metido con embudo, seguiremos estancados. Es más: Iremos a peor.

El Sr. Rajoy tiene la obligación de escuchar, y con mucho mas motivo si ya nadie se cree eso de que la crisis es del pasado. El PSOE, ha puesto encima de la mesa un decálogo de medidas para llevarlas a Europa. El Partido Popular, que se le llena la boca de decir que están abiertos al diálogo, que al menos se sienten, lean el documento y se pongan a debatirlo. No es mucho pedir: “que lo lean, que lo escuchen, que lo analicen, que pidan opiniones a todos los sectores sociales, que se redacte uno común, y que se lleve a Europa”.

Eso es lo que proponemos. Pero ya. Es muy urgente. El camino está demostrado que ha sido un estruendoso fracaso. Y si seguimos por el camino equivocado seguiremos en el error, seguiremos sin combatir la crisis, y lo que es peor seguiremos castigando más y más a las clases medias y trabajadoras. Las habremos liquidado, las habremos hundido en la miseria, y además habremos cortado la principal fuerza de crecimiento. Si los seguimos castigando no tirarán de la economía, porque los que tienen mucho se lo llevan a los paraísos fiscales.

Cambios en Europa