sábado. 20.04.2024
OPINIóN

Compañeros de Yunta

Nos cuenta Tito Livio que un tribuno de la plebe que era un importante cuadro del partido de los Populares (la izquierda de entonces) consideraba que había que llegar a un acuerdo profundo con los Optimates (la derecha de entonces ) si se quería acabar pronto con una de tantas guerras entabladas por la República Romana que a la sazón se estaba alargando demasiado. 

“Somos compañeros de yunta”, decía el tribuno recordando así una frase que Cimón, hijo de Milcíades, había pronunciado para expresar el destino que Atenas y Esparta jugaban en el destino histórico de Grecia. Y sólo podemos explicar los cinco siglos de República Romana – convertida ya en mito o mostrenco político - con esa colaboración continuada entre optimates y populares. La propia Constitución obligaba a esa colaboración; ya que todos los años las 192 centurias que componían los “comitia centuriata” tenían que elegir a dos cónsules, y el 90% de las veces salía uno popular y otro optimate. Es decir, había dos presidentes de gobierno por lo general cada uno de un partido político distinto. Y los años en que los dos salían del mismo partido político se debía bien porque la derecha se había desviado a la ultraderecha (Milón) o la izquierda a la extrema izquierda (Catilina). Los romanos eran gente práctica de centro que tenían un pavor justificado a las estridencias de izquierda y de derecha. Y los dos partidos colaboraban a ello. De hecho, Cicerón tuvo la prudencia durante el juicio celebrado en el Senado contra Catilina de no buscar los hilos que movían al degenerado Catilina, pues siguiendo la pista sabía que llegaría a César, y con César al núcleo duro del Partido de los Populares, que Cicerón lo veía también como su compañero de yunta en la historia de la Democracia romana, por lo que cerró los ojos ante lo que había perpetrado la izquierda romana. Es así que los populares y los optimates querían vencer a sus adversarios pero no aniquilarlos.

Viene toda esta digresión histórica a cuento porque los actuales populares estamos absolutamente convencidos de la fundamental importancia que tiene en nuestro régimen político el PSOE. Hasta ahora la gama centro-derecha (representada hoy por nosotros) y la gama centro-izquierda (representada por el PSOE desde siempre) daban respuesta a las demandas, ilusiones y aspiraciones de un 83% (¡!) de la población española. Ello obligaba a que ninguno de los dos partidos hegemónicos hayan gobernado desde supuestos dogmas programáticos e ideologías, sino que han tenido que ceder ante el posibilismo político cuando han visto imposible gobernar sin la otra mitad de España, representada en su compañero de yunta. Y esos dos partidos, uncidos bajo la yunta que va abriendo el porvenir de España, han sido la clave para la existencia del más largo período de paz en libertad que ha conocido España.

Los populares somos patriotas que sabemos que la resolución de la crisis del PSOE, que debe volver a abarcar con normalidad todo el ámbito de la opinión de centro-izquierda, es fundamental para la estabilidad del régimen y la gobernabilidad del país. Pensar que el PSOE se vea obligado a componer una macedonia de siglas, algunas de ellas antisistema y claramente totalitarias, para relevar al gobierno del Partido Popular es algo que dibuja un horizonte lleno de peligros. Es por ello que a todos nos interesa un PSOE fuerte.

No estamos con ello postulando un neocanovismo corruptor, en donde se vuelva a pactar la alternancia en el poder, como si el Estado fuera la finca particular de estos compañeros de yunta. En absoluto. Lucha sin cuartel a la hora de combatir en democracia por los ideales y la mundivisión que tenemos cada uno. Pero absoluto acuerdo y consenso de acero a la hora de defender las reglas de juego de este régimen político (la defensa de la unidad nacional, la igualdad de derechos de todos los ciudadanos independientemente de su domicilio, democracia representativa, lucha por el mantenimiento del Estado del bienestar, etc).

Todos los que sostienen que el bipartidismo no es democrático lo afirman porque se encuentran encuadrados en partidos minoritarios, que si se convirtiesen en mayoritarios cambiarían al instante de opinión. Ergo, no vale su argumento de interés coyuntural. Y olvidan que a países como los EEUU de América, primera democracia moderna, en donde el bipartidismo ha sido siempre la forma de funcionar su sociedad política, desde los federalistas y republicanos, sería una impertinencia el pretender nosotros darle lecciones.

Compañeros de Yunta