jueves. 28.03.2024
OPINIóN

Distraer la atención

¿Hay mucha corrupción? Unos dicen que más que nunca. Otros dicen que hay menos que en otras ocasiones, es que ahora aflora más. ¿Dónde hay más corrupción, en el PP o en el PSOE? Bueno, eso depende de quién hable, si uno del PSOE o uno del PP. Dos preguntas fatuas, o mejor, falaces. Falaces porque llevan un malintencionado mensaje que siembra confusión.  Pretenden distraer la atención. Buscan que la sociedad no se centre en lo esencial.

corrupcion (Copiar)

 

El análisis hay que buscarlo en otros territorios, si es verdad que queremos acabar con la corrupción. Otra cosa es que no queramos acabar porque nos va de perilla, y pretendamos tapar las vergüenzas.

Ni el PP, ni el PSOE son corruptos. Los corruptos son personas con nombre y apellidos, muy concretos, políticos o no, que obran para beneficiar al partido al que pertenecen, y a la vez ir dejando algo por los bolsillos particulares. Por tanto en estos momentos no hay que hablar de partidos corruptos. Hay que hablar de dirigentes, políticos o no, que han hecho de la corrupción su norma de vida. Y hay que hablar, eso sí de partidos que no hacen nada por evitar esta lacra. Al contrario, la esconden y la alimentan. Distraen la atención. Basta la justificación de “y tú más”.

Otra manera de distraer la atención es la permanente e intencionada confusión sobre la responsabilidad penal y política. Algunos políticos ponen todo su empeño en hacernos ver que mientras no haya una sentencia judicial no hay delito. Claro. Pero eso es en el ámbito penal. Es verdad, no habrá cárcel, ni multa, ni sanción alguna si no se demuestra que se ha cometido un delito. Pero eso no tiene nada que ver con el ámbito político. Un juez puede dictar un auto exculpatorio ante unos hechos que no se han podido demostrar con pruebas que son delito punible. Pero esos mismos hechos pueden ser éticamente reprobables en la función pública. Es más, hay hechos que el juez archiva porque, aun habiendo pruebas de delito, han prescrito. En un caso o en otro, ese dirigente, político o no, tiene que rendir cuentas ante la ciudadanía por su mal comportamiento aunque la ley le permita escaparse de una sentencia condenatoria judicialmente. Vamos, ¡que no se puede ir de rositas!

Desde luego, muchos de estos casos desaparecerían si desapareciese la prescripción. En terrorismo y corrupción no debe quedar nadie libre por razones de prescripción.

Distraer la atención