Se conocen más de cuarenta enfermedades transmisibles por efecto de sus garrapatas, chinches, piojos, pulgas, ectoparásitositos, histoplasmosis pulmonar, criptococosis, salmonelosis y psitacosis que son contagiadas.
En nuestros parques – especialmente en el Parque de Cervantes” y aledaños suelen aparecer ejemplares muertos o como en el caso de la fotografía de esta mañana, en estado moribundo.
En el CEAM (Centro de Estudios Ambientales de Castilla La Mancha) antes de hacer conjeturas quisiéramos trasladar a nuestras autoridades la preocupación por el tema, más allá de la noticia sobre una especie que se está convirtiendo en pesadilla para muchos vecinos, preocupados porque el origen del problema pudiera afectar a los ciudadanos…
Hay que prevenir a los niños para evitar que toquen a las palomas, y los conductores que deben retirar sus desagradables excrementos fijados en sus parabrisas, mientras que contemplamos con preocupación la proliferación de esta “especie” que llega a duplicarse en un año, convirtiéndose en una de las plagas urbanas más emblemáticas.
Contaminación sonora que impide conciliar el sueño a muchos, malos olores, daños estructurales al patrimonio y afectación por inhalación son otras de las consecuencias.
Suponemos que nadie esté “experimentando” su erradicación con agroquímicos o pesticidas, que podrían causar más daños colaterales…