viernes. 17.05.2024

Y todo eso antes de conocer el gran escándalo “Luxleaks”: No parecía razonable que, siendo el fraude fiscal, uno de los más graves problemas de la economía europea, pusiéramos al frente del Gobierno de Europa a alguien que había sido ministro de Finanzas y presiente el Gobierno de un país declarado como paraíso fiscal. No parecía razonable. Pero al saber lo que hoy sabemos pasa a ser impresentable, intolerable, imposible de asumir.

Cuando el luxemburgués Jean-Claude Juncker, hoy presidente de la UE, era presidente del Gobierno en el Gran Ducado, más de 340 multinacionales firmaron "acuerdos secretos" con Luxemburgo para rebajar sus impuestos. Y no una rebaja cualquiera. Han llegado a pagar impuestos de menos del 1 % mientras los pequeños empresarios en España y en otros países pagan en torno al 30 %. Un robo.

Una vez más vemos al zorro cuidando del gallinero. Quien debería luchar contra el fraude fiscal resulta que es un experto en defraudar impuestos. Ahora promete que va a trabajar para que en Europa no ocurran estas cosas ¿Alguien se lo cree? Pero no queda ahí la cosa. Luis de Guindos, nuestro ministro de economía, quien ha ajustado nuestros bolsillos, fue entre 2008 y 2010 el responsable en España de PwC, la empresa que se encargaba de negociar los acuerdos con el gobierno de Luxemburgo para que esas multinacionales pagasen impuestos por debajo del 1 %.

Claro. Ahora se entiende. La Sra. Merkel, toda devota, vino a hacer parte del camino de Santiago con el no menos devoto Sr. Rajoy, y ese día acordaron ante el Apóstol Santiago: “Tu me apoyas a Jean-Claude Juncker para presidente de la Comisión Europea, y yo hago que tu paisano Miguel Cañete sea comisario de energías limpias, y Luis de Guindos el presidente de los ministros del Eurogrupo. Así todos contentos: “Vamos a terminar con el fraude y a luchar por el medio ambiente” ¡Ole ahí!

Guindos y Cañete