viernes. 17.05.2024

 

Hay que educarles en lo humano, cívico y social para que el día de mañana, puesto que son el futuro, sean capaces de distinguir lo que está bien de lo que está mal.

Si todo lo consentimos, cuando crezcan, pedirán a la sociedad que todo se lo consienta y crearemos una generación de hombres y mujeres que verán como normal, por ejemplo, destrozar lo que es de todos.

Llevo dos días viendo como el parque de juegos de niños, situado en la zona del canal de Valdepeñas a la altura del número 15, acaba por la noche como un auténtico estercolero. Los niños, que encontraron un filón en unas cajas de cartón y trozos grandes de corcho, se dedicaban a destrozarlos y dejarlos repartidos por todo el perímetro interior del parque, ante la mirada impasible de padres y madres, que viendo la hazaña vandálica de sus hijos no movían un dedo para evitarlo.

Educar a un hijo supone un sacrificio que a los padres nos cuesta trabajo llevar a cabo, sobre todo cuando para corregir determinados comportamientos debemos castigar o ser contundentes. Ellos son lo que más queremos en el mundo, pero por ello debemos ser realistas y educarles con criterios objetivos de cara al futuro. Querer no es consentirlo todo.

No pretendo con este artículo de opinión criticar a nadie ni dar clases de cómo educar a los hijos, nada más lejos de mi intención, cada uno educa a sus hijos como mejor le parece, pero sí me gustaría dar un toque de atención a quienes viendo un acto de las características mencionadas tengan a bien llamar la atención de sus hijos para que entiendan que eso no se debe hacer, que no está bien, que no se debe ensuciar un parque público donde a diario juegan niños y niñas de Valdepeñas, que eso no es diversión sino vandalismo.

Alguien dijo una vez que un niño es una “hoja en blanco” que tú como padre o madre debes ir rellenando poco a poco, encauzando hacia lo que es mejor para él y para toda la sociedad, porque no olvidemos que nuestros hijos son parte de esa sociedad y el futuro de la misma.

Educar es una ardua labor, yo como madre soy consciente de ello, es un trabajo diario que a veces es duro e ingrato pero si los adultos ponemos toda la carne en el asador, en ese sentido, al final “lo que hagamos con nuestros hijos hoy, lo reiremos o lloraremos el día de mañana”.

Así es que y aquí sí que me permito dar un consejo, porque también me afecta a mí como ciudadana, si tu hijo está destrozando una caja de cartón o un trozo de corcho, y lo está repartiendo por todo el parque, ensuciándolo, por favor evita de la mejor forma posible, que lo siga haciendo, explícale que hay que cuidar el medio ambiente por el bien común.

 

Los padres, ejemplo de educación y civismo para los hijos