Es difícil imaginarse estos comportamientos en nuestro entorno diario, pues los ciudadanos de a pie tenemos dificultad para poner cara a esos presuntos delincuentes que pueden pulular en nuestro entorno disfrazados de personas respetables, y como la realidad a veces supera la ficción, quien sabe cuando se mueven con total libertad e impunidad entre nosotros!
¿Y visto lo visto, como distinguir a una persona honesta de una manzana podrida?
Bueno lo cierto es que un ciudadano o político honesto no delinquiría, ni se enriquecería a costa del dinero público proveniente de comisiones o mordidas y de la forma mas vil utilizando practicas mafiosas.
Es difícil reconocer a un vividor sin escrúpulos, capaz de destruir todo a su paso con tal de mantener su estatus.
¿Acaso desconocen estos personajes lo que es trabajar dignamente y ganarse el pan con el sudor de su frente y no amarrarse a un sillón que le proporcione una vida regalada?
Es fácil imaginar un tiburón y sus rémoras, adhiriéndose al escualo para garantizar su supervivencia.
Todos deseamos que esas cosas solo ocurran en horizontes lejanos.