jueves. 16.05.2024

El precio les da igual a ciertos políticos, porque se trata de un precio exclusivamente ético. Y ya se sabe: de eso no saben los que no han aprobado la asignatura de “Educación para la Ciudadanía”. No solamente que no la aprueban, es que no quieren ni verla. Eso de no mentir, eso de no respetar a los demás no entra en el código ético de algunos.

La semana pasada en la comparecencia del presidente del Gobierno a “petición propia” (una mentira), Mariano Rajoy y su portavoz Alfonso Alonso lanzaron en sede parlamentaria una mentira muy habitual en ellos. Están trabajando para arreglar lo que dejaron los socialistas (dos mentiras) Una no lo están arreglando. Estamos mucho peor que estábamos hace dos años. Y dos: no es lo que dejaron los socialistas, es lo que dejaron aquellos que basaron toda su política en la privatización, la liberalización y la burbuja inmobiliaria.

En la misma comparecencia se insistió hasta la saciedad que pedir explicaciones al gobierno es desestabilizar la vida política (otra mentira). Quien desestabiliza la vida política es quien no dice la verdad, es quien ante casos de corrupción muy cercana miran para otro lado. Quien hace perder credibilidad a raudales, no son los que cumplen con su obligación de controlar al gobierno, son los que imponen recortes a los demás, mientras ellos se aplican grandes sobresueldos. ¿Con qué legitimidad moral pueden imponer tales exigencias?

“La oposición, con sus actitudes, está perjudicando nuestra imagen internacional” (monumental mentira). Basta echar un vistazo a la prensa internacional para comprender que el culpable de la mala imagen, es el gobierno del Partido Popular. Todo el mundo se ha enterado de que el presidente del Tribunal Constitucional tenía carné del PP, asesoraba al PP, y lo ocultó en sede parlamentaria (otra mentira).

Cuando el  Partido Popular se presentó a las elecciones lo hizo engañando (otra mentira) a los ciudadanos. Se presentó con un programa oculto, a sabiendas de lo que tenía intención de hacer, aunque no podía decirlo. Por tanto, se presentaron sin decir lo que iban a hacer y acometiendo una campaña, al menos, bajo la sombra de una financiación irregular. Se presentaron con la etiqueta, auto aplicada, de un partido honrado y transparente (otra mentira). Se ha visto que de honradez y transparencia, nada de nada.

Íbamos a tener menos paro, (otra mentira), tenemos más paro. El Partido Popular iba a terminar con la deuda (otra mentira), tenemos más deuda. Hemos pasado de un 65 % del PIB a un 85 %. Con un agravante del que no hablan: la mayor parte de la deuda “que dejaron los socialistas”, era deuda privada. Y ahora ese 85 % es deuda pública principalmente. ¿Por qué? Muy sencillo. Dijo el ministro Guindos que no iba a repercutir en los ciudadanos el rescate a la banca con dinero público (mentira). Ahora nos dicen que se trata de un dinero no recuperable. Han mentido, y además la deuda de la banca ha pasado a ser deuda pública.

¿Seguimos contando mentiras? No hace falta. Por hoy basta.

Mentir no cuesta