viernes. 29.03.2024
OPINIÓN

No-me-lo-creo

Soy maestro; soy hijo, sobrino, primo, nieto y biznieto de maestros; en mi pueblo, Campo de Criptana, hay una calle dedicada a mi bisabuelo; y tengo que decir que nunca había conocido un ataque al prestigio de este cuerpo, tan bajo, tan zafio, tan burdo y tan grosero, como el que se ha desplegado a raíz de un informe filtrado desde la consejería de Educación del Gobierno de la Comunidad de Madrid. 

Cada día que pasa, estoy más irritado, más dolido. Creo que nada me ha molestado tanto. Nunca me he sentido tan atacado y tan indignado.

El informe que se ha filtrado, además de malintencionado, es totalmente sesgado. Un examen que se produjo hace años y se conoce ahora. Para emitir un juicio, y hacer una valoración es imprescindible conocer toda la prueba, quién la elaboró, con qué objeto, la calificación de todas las preguntas, y de todos los afectados. Si yo pongo una prueba a mis alumnos, y cuento solo los fallos, lo más normal es que un porcentaje muy alto de alumnos cometan algún disparate. Si cuento los disparates, y dejo sin contar los aciertos, el resultado estaría falseado. Como este está.

Quienes hayan filtrado este informe sesgado y falseado, no tienen ni idea de la profesión. Lo importante en la preparación de un profesional de la enseñanza, es la pedagogía, la metodología y la didáctica. Lo que se debe valorar en un maestro es su capacidad de influir en su alumnado. Yo recuerdo que si, por ejemplo, tenía que exponer un tema sobre los ríos de España, los estudiaba el día anterior y elaboraba un guión. Cuando estudiaba la carrera, la asignatura no era geografía; la asignatura era metodología de la geografía. O no tienen ni idea, o han obrado con muy mala intención. Los padres pueden estar tranquilos, tienen a sus hijos en buenas manos.

Creo que los filtradores y los “periodistas” que se han encargado de difundirlo, han exagerado tanto, que lo han hecho no creíble. Solo se lo pueden creer aquellos que tengan el mismo espíritu de los filtradores. Una persona desligada absolutamente a mi profesión me decía el otro día: No me creo que un maestro no sepa, cuántos gramos son, dos kilos y 300 gramos. Me decía: “se han pasado unos cuantos pueblos; yo no me lo creo”. Basta de campañas difamatorias. En España tenemos médicos y maestros con un prestigio muy superior al de algunos políticos. Seguiré.

 

No-me-lo-creo