Exijamos que estas prácticas sean éticamente rechazadas, políticamente reprobadas y judicialmente perseguidas. Lástima que las cúpulas de los partidos arropen en demasiadas ocasiones a estos indeseables.
No escuchamos con tanto ruido propuestas serias para acabar con todas esas actitudes delictivas, no se percibe voluntad de enmienda por parte de quienes nos gobiernan, dotando por ejemplo de mayor presupuesto a la justicia, para habilitarla convenientemente de medios humanos y materiales de modo que los juicios y macro juicios no se eternicen, provocándonos una sensación de injusticia e indefensión.
Vergüenza es lo que sentimos muchos, cuando escuchamos que miles de personas no pueden cubrir sus necesidades básicas como el simple hecho de comer decentemente, y en cuyos hogares se amontonan las facturas impagadas y a los que se desahucia de forma vergonzante y sin contemplaciones. Queremos que las situaciones de emergencias sociales que se están dando en nuestro país, sean una prioridad absoluta, que las propuestas de los partidos políticos en liza para concurrir a las próximas elecciones contemplen de forma prioritaria y urgente, medidas reales para garantizar el bienestar y paliar el sufrimiento de miles de ciudadanos.
Basta ya de voceros que se quedan en las palabras vacías y con nuestro dinero. Exigimos que los políticos sean conscientes de una vez por todas de la realidad y las dificultades con las que se topan día a día nuestras gentes, y que trabajen para mejorar la calidad de vida de los más desfavorecidos en particular y de todos los ciudadanos en general, que a la postre es para lo que se les vota.
La primera vez que el político nos engañe será culpa suya, pero si le permitimos que lo haga de forma reiterada nos hacemos cómplices. ¡Con mi voto NO!