viernes. 03.05.2024
ANáLISIS

Notas desde la barrera Cap. XII: De paraguas y coletas

Espantados por la I Guerra Mundial y las atrocidades que allí se cometieron, el Primer Ministro británico Neville Chamberlain y otros políticos europeos se lanzaron a la que fue llamada "Política de Apaciguamiento". El momento culminante de esta política fue la Conferencia de Munich de 1938, en la cual Chamberlain aceptó las garantías ofrecidas por Hitler para mantener el equilibrio europeo, sacrificando de paso Checoslovaquia a las ambiciones alemanas. 

Pablo iglesias (Copiar)
Pablo Iglesias

Tras celebrar la firma de estos acuerdos volvió en avión a Gran Bretaña y al bajar de la nave, junto a su sempiterno paraguas, emitió una famosa declaración a la prensa reunida en el aeródromo, señalando que los Acuerdos de Múnich eran la "paz para nuestros tiempos", lo que le ganó aplausos de la opinión pública británica que creía realmente haber evitado una guerra. De nada sirvió que políticos como Winston Churchill gritaran en el desierto proclamando que estos acuerdos no saciarían la voracidad nazi, y es célebre su frase en la Cámara de los Comunes: "Tuvo usted para elegir entre la humillación y la guerra. Eligió la humillación y nos llevará a la guerra". El tiempo le dio la razón, y hoy casi nadie recuerda a Chamberlain salvo como ejemplo de mal estadista.

Tras los tristes atentados de París un nuevo Chamberlain se ha alzado en la política española, sólo que no lleva un paraguas sino una coleta. Bajo la excusa de la "paz", Pablo Iglesias y su formación se han lanzado a una complicada campaña de equidistancia en la que el lema estrella es "Condenamos los atentados pero...". Tras esos puntos suspensivos se lanzan proclamas pacifistas, justificaciones en fotos tomadas en las Azores y acusaciones a los Gobiernos que, según ellos, se lo han buscado por bombardear terroristas. Y todos esos puntos suspensivos han culminado en su negativa a firmar el Pacto Antiyihadista, al contrario que otras formaciones que también (y quizá con más fundamento) aspiran a gobernar España tras las elecciones. Sin duda se le recuerda a Podemos más contundencia pidiendo que no se sacrificara al perro "Excálibur" o exigiendo la abolición del Toro de la Vega que en la condena de los atentados de la capital francesa.

Buscando su "No a la guerra", ese lema que tan buenos réditos electorales le dio a Zapatero, con el fin de remontar en unas encuestas cada vez más adversas, la formación del círculo se ha metido en un jardín de difícil salida si no es huyendo hacia delante con unas proclamas cada vez más absurdas. Y en efecto, manifestar que apoyan a las víctimas de los bombardeos de Raqqa, cuando allí no han muerto civiles sino sólo yihadistas, es la última de ellas. Pero sus delirios culminaron antes con la presentación de sus 7 medidas para acabar con el ISIS en un documento que parece escrito por Mafalda. He de reconocer que me ha llenado de ternura porque me ha hecho recordar mi infancia, cuando en el colegio nos hacían escribir una carta a los Reyes Magos pidiendo paz y amor en el mundo. Y desde luego, estas medidas son tan utópicas e irrealizables como lo que escribíamos de niños. Incluyen el embargo de armas a todos los combatientes (como si los yihadistas no tuvieran facilidad para conseguirlas en el mercado negro), la realización de programas de desradicalización (menudo palabro) para los jóvenes sin concretar en qué consistirían, y sobre todo apoyar a las fuerzas democráticas en el mundo árabe y reforzar la sociedad civil en Siria e Irak, como si la solución al problema no pasara por hacer frente al yihadismo militarmente. Lo dicho, una amalgama de buenos deseos que no conducen a nada pero que sin duda quedarán bonitas para aquellos que jalean a Pablo Iglesias y su paraguas. Perdón, su coleta.

Entre todas estas flores, besos y frases chupilerendis, quizá se le ha olvidado a Podemos que los que justifican atentados, aunque sea indirectamente, son tan culpables como los que aprietan el gatillo o accionan su cinturón con bombas. Tal vez a los que jalean a Pablo Iglesias se les olvide también que la mayoría de las personas ve muy mal defender la equidistancia entre verdugo y víctima. Y puede que tampoco recuerden que es miserable culpar del horror a cualquiera menos al asesino. Lo que sin duda no han olvidado es intentar rapiñar votos presentándose en la Embajada francesa para firmar en el libro de condolencias, guardar un minuto de silencio y cantar "La Marsellesa", pero si hemos de creer al candidato de UPyD Andrés Herzog, llegaron tarde, se abrieron paso a empujones para salir en la foto y la jefa de prensa de Pablo Iglesias dijo "putos fachas" cuando la gente cantaba el himno francés. Debe ser que las cabras, lleven coleta o paraguas, siempre acaban tirando al monte.

Lo que con toda seguridad no debemos olvidar nosotros es que poca credibilidad puede tener Podemos para hablar de terrorismo cuando concurre con Bildu en Navarra a las próximas elecciones, porque no hay terroristas buenos y malos, todos son alimañas que hay que exterminar sin importar qué causa enarbolen o a qué dios recen antes de disparar. Quizá se han inspirado en este pacto para afirmar que la solución al terrorismo de ISIS pasa por el diálogo, como si fuera posible poder hablar con esta gente sin que te corten la cabeza en el proceso. Quiero creer que la formación morada no es malvada, sino que sólo son ejemplo del dicho "la idiotez no lleva tilde, pero se acentúa con el tiempo". Pero por nuestro bien espero que no lleguemos nunca a ver cómo ponen en práctica muchas de sus propuestas, porque estoy convencido de que, a la larga, los idiotas hacen más daño que los malvados.

Todo apunta a que Podemos, con el nuevo Chamberlain a la cabeza, no gobernará.   Esperemos que así sea, porque de hacerlo no debería sorprendernos que bajara cualquier día de un avión anunciando "Peace for our time" mientras saluda paraguas en mano y coleta al viento, y no habrá nadie que le diga que nos llevó a la humillación y acabará llevándonos a la guerra. Por una vez deseo que las encuestas no mientan, porque quiero seguir viviendo en España y no en Al-Andalus.

Notas desde la barrera Cap. XII: De paraguas y coletas