jueves. 25.04.2024
OPINIóN

Notas desde la barrera Cap. XVIII: Adivina, adivinanza

Siempre me han gustado los acertijos y los juegos de ingenio. Supongo que me viene de la niñez, cuando mi madre me contaba adivinanzas. Disfrutaba intentando descubrir las respuestas a esas preguntas que hoy en día nos parecen evidentes incluso para niños, pero que en mi inocencia resultaban misterios muchas veces irresolubles. 

pablo iglesias

He de confesar que la que más me gustó de pequeño es esa que dice “blanca por dentro verde por fuera, si quieres que te lo diga… espera”. Me fascinaba cómo se daba la solución en el mismo enunciado de forma oculta para un niño de pocos años como yo entonces.

Hoy quiero proponerles yo una adivinanza a ustedes. Como no podía ser de otro modo, la pregunta gira en torno a la situación surgida tras las últimas Elecciones, y dice así: “El líder de una organización política quiere pactar con otra, pero una compañera de ese líder se lo impide manejando los hilos para que ello no sea posible”. ¿Cuál es la organización política? ¿Cómo se llama el líder? ¿Cuál es el nombre de la “malvada” que impide el pacto? Si han contestado “PSOE, Pedro Sánchez, Susana Díaz” he de decirles que llevan razón, pero que no es la solución a la adivinanza que les planteo. La respuesta no es otra que “Podemos, Pablo Iglesias, Ada Colau”.

Como todo el mundo sabe, Podemos ha declarado a los cuatro vientos sus líneas rojas para futuros pactos, entre la que destaca muy llamativamente la celebración de un referéndum de autodeterminación en Cataluña. La elección no es casual, sino que obedece a una de las alianzas estratégicas que tan inteligentemente ha diseñado Pablo Iglesias. En este caso con Ada Colau y su Plataforma Anti-Hipoteca. La formación morada ha sido la más votada en Cataluña, pero en gran parte se ha debido a la fuerza que la Alcaldesa de Barcelona tiene en el territorio. Y esto es algo que no debe ser olvidado.

Ada Colau es una firme partidaria de la secesión de Cataluña. En la famosa “consulta de cartón” es sabido que votó “Sí-Sí”. Es decir, a favor de un referéndum de autodeterminación y a favor de la independencia en dicho referéndum. Muy prudentemente, se abstuvo junto a todo su grupo municipal en la votación para adherir Barcelona a la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), pero sus simpatías están claras y ella nunca las ha ocultado. Por tanto, la exigencia de Pablo Iglesias de un referéndum de autodeterminación viene dado en gran medida como parte del acuerdo con la Alcaldesa.

Pero es que además a Podemos le interesa haber puesto sobre la mesa justo esa línea roja. Está claro que esa condición hace inviable un acuerdo con el PSOE, y más después de la rebelión abierta en el seno del partido de la rosa contra su Secretario General. Susana Díaz y los que le siguen han dejado bien claro a Pedro Sánchez que con las cosas de comer no se juega. La simple insinuación de Sánchez de que iba a sentarse a negociar con Podemos puede incluso costarle el puesto al candidato del PSOE en un congreso federal que los barones se resisten a posponer. Desautorizado el Secretario General, su relevo se encontrará sin tiempo material de poder negociar nada antes de que el plazo de nombrar Presidente del Gobierno se eche encima y haya que repetir elecciones. Y a eso es justamente a lo que está jugando Pablo Iglesias.

Podemos apuesta claramente por una repetición de la cita electoral. Cree que si los españoles pasan de nuevo por las urnas será el gran beneficiado y podrá culminar el “sorpasso”. Y cree bien. Le interesa marear la perdiz y que nadie pueda ser investido, porque el tiempo corre a su favor. Cuando el PSOE debería darse prisa en cerrar un acuerdo para que no se repitan las elecciones y poder así ganar tiempo para reorganizarse y volver a ser una alternativa de gobierno, sus propias torpezas lo han condenado. Le han hecho el juego a Pablo Iglesias, y ya es demasiado tarde para desdecirse o rectificar. El gran pecado de Pedro Sánchez no ha sido perder las elecciones, ni siquiera haber bajado el suelo electoral que dejaron Almunia o Rubalcaba. Su gran pecado ha sido poner las condiciones ideales para la destrucción del PSOE.

Pablo Iglesias y su equipo son excelentes estrategas. Han tenido muchos aciertos en la campaña y han sabido ocultar los errores cometidos. Pero es que además los deméritos ajenos se lo están poniendo a huevo. Una increíble combinación de inteligencia y buena suerte están llevándolos en volandas hacia la hegemonía de la izquierda, mientras asistimos a la voladura del PSOE. Pero que nadie se equivoque, esa voladura se producirá más por fallos de Pedro Sánchez y su equipo que por méritos de Podemos. Y eso deja un resquicio de esperanza para quién venga después, porque podrá revertir la situación. Hará falta tiempo y finura, pero será posible que el PSOE renazca de sus cenizas, y para eso deberá recuperar el sentido de Estado que ha hecho que sea el partido que más años ha gobernado en España en democracia.

En la política española siempre ha faltado grandeza, y ahora se está viendo de forma clara. La incapacidad de los dos grandes partidos para ponerse de acuerdo, la mala relación atávica entre sus líderes y la tradicional visión de que el pacto es debilidad ha hecho de la política española un conjunto de compartimentos estancos con difícil comunicación entre ellos. Entre unos y otros están abonando el terreno para que Podemos sea una seria alternativa para gobernar España en breve. Y si los demás partidos no ponen remedio eso será lo que pasará. Igual no ahora, pero seguro que sí en un futuro próximo.

Yo, particularmente, tengo ya mi propia teoría de lo que pasará, de si se repetirán o no las Elecciones y de quién será el futuro Presidente del Gobierno. Naturalmente, mi teoría está hecha con los datos que conozco a día de hoy, y por supuesto puede estar equivocada. De hecho es muy probable que lo esté. Pero no es más alocada que otras que he leído, visto y escuchado de algún sesudo analista que va paseándose por televisiones y emisoras de radio. Sin embargo, como en la vieja adivinanza de mi niñez, “si quieres que te lo diga… espera”. 

Notas desde la barrera Cap. XVIII: Adivina, adivinanza