viernes. 03.05.2024
OPINIÓN

Otra fiscalidad

Durante los Gobiernos de Felipe González se hicieron muchas cosas beneficiosas para España. Muchas. Supuso la etapa de mayor cambio social en la historia de nuestro país. Se adaptó la economía a la de los países más desarrollados de Occidente, se modernizó la estructura política del Estado, se universalizó la Sanidad y la Educación por primera vez, y España buscó su sitio en el concierto internacional. 

Pero si tuviéramos que escoger una, una solo, quizá la de mayor impacto social en los españoles, fue sin duda la reforma fiscal.

Por primera vez los españoles iban a tener un IRPF progresivo. Por primera vez el porcentaje impositivo iba a variar según el nivel de riqueza de cada uno. Eso tiene una importancia y una trascendencia que el PSOE no ha sabido explicar con toda su profundidad, y el PP no quiere ni mentarlo. Es la base de una sociedad más justa y más equitativa. Es una sociedad con menor índice de desigualdad.

Hay dos detalles muy significativos que los lectores recordarán. Por una parte el poder adquisitivo de la clase media se elevó a unos niveles desconocidos. La clase media fue mucho más numerosa y con mayor posibilidad de consumir, de activar la economía. Un país con una clase media fuerte dispone del mejor motor de la economía. Y por otra parte recordarán decir a un sector de la sociedad, que Felipe González representaba la etapa de los mayores impuestos. Claro. Pero, ¿quién decía eso? Lo decían aquellos que se vieron afectados por un impuesto progresivo con el que, los que más tenían más pagaban.

Esta es la razón, y no hay otra, de que, una clase privilegiada se haya preocupado de extender la idea de “los grandes errores de los gobiernos socialistas de Felipe González” a veces mediante falacias, y la mayor parte de las veces porque no quieren ni oír de una fiscalidad progresiva. Por eso el PP se pasa la vida diciendo que cuando ellos llegaron al poder en el año 1996, se tuvieron que dedicar al arreglo de los desaguisados heredados. “Siempre arreglando la herencia recibida” Pero ahora, por eso mismo, huyen de un debate sobre fiscalidad.

¿Y qué ha ocurrido desde entonces hasta ahora? Que los sistemas no son permanentes. Si los hacemos permanentes se transforman en seres inanimados, en seres sin vida, terminan muriendo. La fiscalidad, como todo en política hay que estar renovándolo constantemente, hay que progresar, hay que adaptarlo a los nuevos tiempos y a las nuevas circunstancias. Si no lo hacemos así, caeremos en el inmovilismo que quiere la derecha, el inmovilismo que quiere el conservadurismo.

Conscientes de la importancia social de una nueva fiscalidad, el PSOE tiene en uno de sus puntos fundamentales para la “Conferencia Política de 2013” que se celebrará en octubre, la revisión de un sistema fiscal tal, que la crisis no castigue a las clases más desfavorecidas, y que haga de la clase media el motor de la economía, que necesitamos para crecer. Sin eso, ni acabaremos con la crisis, ni acabaremos con la desigualdad, ni acabaremos con la pobreza. 

La dificultad que tendrá el PSOE, es que el sector al que representa el liberalismo conservador, no quiere ni oír hablar del tema. No le interesa revisar la fiscalidad. Prefiere los recortes, para que así recaiga el peso de la crisis sobre otros. Es su ideología, pero también es su interés. 

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