Así, por ejemplo, la democracia o la justicia son protagonistas de innumerables muletillas incorporadas al discurso de la globalidad del espectro político que, seamos sinceros, entre su banda izquierda y derecha tampoco es que tenga un recorrido muy amplio.
Pero lo que no es una muletilla y es en todo caso una suerte según los economistas del lenguaje y palabra clave de estos gobiernos actuales, es la palabra mágica sostenibilidad: en su nombre nos están esquilmando, pensiones sostenibles, administraciones sostenibles, gasto estructural sostenible. Y acompañada de su hermana la eficiencia nos obligan o mejor nos recomiendan (como a tontos y tontas) a ser responsables a la vez que nos penalizan por ser ahorradores.
Salvemos la sostenibilidad con honestidad, que es la madre de las ciencias humanas y las restantes. Lo que falta es honestidad en el sistema que nos organiza, está siempre funcionando sobre una piel de serpiente y moviéndose por entré rocas como lagartos en el desierto. Si aceptamos el secuestro reiterado de palabras como la sostenibilidad, aceptamos de facto estar al lado de los mentirosos, deshonestos, hipócritas, mangantes y secuestradores.
Abro un debate para hacernos con la palabra, para separarnos de la realidad creada por el orden mundial en todas las esferas...ese que cree ciegamente en las utopías de la técnica dejando las utopías sociales sobre terreno baldío.
Sostenibilidad en una de sus dimensiones podría decir la primera con la tercera, es o significa pensar en las generaciones futuras haciendo un presente con arquitectura de futuro: arqueología del futuro, para sentirnos comunes en nuestros intereses como humanos, más allá de presupuestos ideológicos o banderas.
Cada día nos queda menos tiempo ... Pero por las generaciones venideras y por la justicia ambiental y social lucharé por y para la palabra secuestrada, sólo así podremos cambiar la realidad alterada .