Más preocupados en la defensa de sus privilegios que en inteligentes y sanas actitudes de favorecer esa necesaria renovación – que a todos los niveles – deben propiciar una mejor salud de la clase política, recuperando confianza y entusiasmo, lejos de las corruptelas escuchadas a diario.
Cuando se lleva mucho tiempo en el poder, parece que se relajan muchas formas, y se favorece la chapuza nacional, en una sociedad que “empieza a pensar críticamente”.
En las fotografías que expongo; doy buena fe de dos perspectivas ejemplarizantes:
1.- Obra de la “6 de junio”: no sabemos porqué causa, el tramo que disponía de una capa de asfalto se vuelve a levantar, poniendo al descubierto alcantarillado y tuberías plásticas, recubiertas de mortero y asfalto. ¿ Dilapidación de asfalto ? ¿ Posibles incompetencias ?
2.- Controvertido tema de los árboles que presuntamente estorbarían el proyecto de remodelación de la Avenida Valbuena.- Se puede apreciar los brotes primaverales que dificultarían trasplantes, precursores de la muerte de estos ejemplares, tradicionalmente compañeros de muchas buenas gentes, que no comprenden que el estado de la calle exigiera una obra tan exagerada, especialmente en tiempos de crisis que no debe propiciar endeudamientos públicos...
¿ Se querrá volver a la política del ladrillo ?
Los que abanderan tantas obras “porque generan puestos de trabajo” , supongo que se darán cuenta que ocupar repetidamente a determinados colectivos, no propicia soluciones a largo plazo a colectivos que debieran estar vinculados a actividades productivas en lugar de engrosar el mundillo – no pequeño precisamente para un pueblo - dependiente de lo público.
Ya lo escuché – con mucha razón - al portavoz del partido opositor UCIN ( Peña Fandiño ) que lo deberían hacer con mas ahínco, nuestros representantes es potenciar mas su presencia en otros foros en las ciudades donde se puede propiciar la captación de empresas que se instalen en nuestro municipio, dando mas facilidades que hasta la fecha.
Acciones como esa, y otras que eviten el progresivo deterioro del comercio – entre otras cargas – perjudicado por las dificultades de tránsito y la falta de un transporte público eficaz .
Ya lo dice Albert Rivera: “ No somos súbditos, somos ciudadanos” y nuestra opinión vale tanto como la que se sustenta desde ciertos poderes que hacen oídos sordos a todo lo que no sea la obediencia ciega o el miedo.