Eso es lo que están haciendo los dos. Nos han llevado a este choque de trenes, con menos salidas, que si se produjera dentro de un túnel, por sus errores políticos, por hacer política electoralista de baja estopa, y a la vez de estar escondiendo otros problemas que no quieren afrontar. El escritor estadounidense Mark Twain, autor de las famosas “Aventuras de Tom Sawyer” decía ya en el siglo XIX: “Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados”.
Desde un lado el mensaje falaz, propio de políticas baratas, de: “Los españoles nos están robando”. ¡Mentira!. Cataluña ha tenido un comercio floreciente gracias a su trabajo, a su tesón, y al mercado abierto en toda España. Y desde el otro lado del combate, sembrando desde hace años la catalanofobia porque daba muchos votos en el resto de España. Vende bien en ciertos sectores dibujar catalanes insaciables. Y ahora, los dos, con las manos atadas, rehenes de sus propias actitudes.
Desde los dos lados utilizando los sentimentalismos patrioteros para esconder sus errores, sus vergüenzas. Ambos culpando a sus antecesores por la ruina que les dejaron, y sin reconocer que sus políticas equivocadas de austeridad son las que han llevado a la ruina de las clases medias y trabajadoras. Ambos sumidos en el fango de la corrupción hasta el cuello, recurren a encender lo más bajo del nacionalismo para que no se hable de sus errores, de sus vergüenzas. Irresponsables, que ni saben, ni pueden dialogar para encontrar una salida, -que la hay-. Lo harán cuando no les quede otro remedio, cuando la fractura social sea irreparable. Tarde, pero lo harán.