viernes. 17.05.2024

Llegar al Amazonas y sacar adelante proyectos de desarrollo con aquellas gentes implicadas en mejorar sus vidas – conservando – esa naturaleza exuberante – hoy también amenazada -, constituyó una gran fuente de experiencias – de las que merece la pena vivir -...

Atrás en el recuerdo, quedaba la aridez de esta tierra y el espíritu fatalista de muchos manchegos, que me parecía daban la espalda a todo cuanto significaba naturaleza, y sentido común tratando de convertir en gigantes lo que era y serán molinos de viento.

Pasé varios lustros implicado en acciones conservacionistas y de desarrollo rural, hasta que empujado por las limitaciones que el paso del tiempo provoca, retorné con mi hijo en 2012, encontrando una España decadente donde el reto no era ya defender el solar común de la depredación de empeños explotadores sin sustentabilidad alguna, redescubriendo   una tierra que se quiere “exprimir” al máximo. 

La banca y especialmente las Cajas de Ahorro, habían dejado al pueblo en pobreza material y la decadente irresponsabilidad de sus políticos, convertían la esperanza en desespero, y la ilusión en nostalgias de lo que fuimos y no somos.

Dicen que hay ciclos en los pueblos y el Brasil que conociera en la pobreza apunta hoy como potencia “emergente”... ¿ Será también nuestro rumbo,  encontrar de nuevo nuestras fuentes ? 

Parece que no se quiere aprender de la experiencia pasada y hay demasiados síntomas de querer “repetir experiencias políticas” que hay que refundar con ansia de renovación, porque no hay derecho que justifique la vida en zozobra y la vuelta a la vida en una selva, que hace mucho convertimos en desierto.”

¿Volver a la Selva?